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Monday, April 22, 2013

LOS MILAGROS EXISTEN

El famoso periodista ecuatoriano que me entrevistó para la televisión, nos invita a cenar en su lujoso apartamento de Brickell Avenue y como es de esperar no había estacionamiento. Un pequeño ejército de jóvenes conductores estaban prestos para estacionarlos por nosotros en algún lugar escondido a tres pisos por debajo de la ciudad y el evidentemente aplicado estudiante, me preguntó si yo era el autor de “Escritos nocturnos, lecturas laxantes”, un compendio extraño con cincuenta y ocho capítulos que hice hace ya algún tiempo. No sabía si sentirme honrado, pero le dije que sí y con amabilidad me contestó que lo había leído, que le encantaba el capítulo tal y también el cual y yo seguía impresionado, porque no quiero dejar que el ego me gane y por ello lo maltrato y pisoteo y con humildad agradezco. Los libros son como flechas que nunca sabremos donde caerán y decidí en esta primavera calurosa de Florida ir a buscar mi cheque en una de las librerías donde se venden. Es una suerte de consultorio de lectores donde hacemos reuniones y que se ha erigido como referencia de libros de habla hispana en el Sur de Florida y me entero que cerrará y no quise cobrar, sino intercambiar ese dinero por otros libros, para ayudar a mis amables y ahora tristes amigos libreros. Como es de esperar, me fui a los estantes de las mejores novelas y Vargas Llosa, me llamó a gritos con “Los sueños del Celta” y lo tomé, Isabel Allende, me increpó y no me pude negar y de mi amigo Carlos Alberto Montaner tomé “Otra vez adiós”. Conseguí medio abandonado “La muerte en el campo de golf” de Agatha Christie y me dispuse a cancelar el trueque sabiendo que perdería dinero, pero ganaría en placer y me detuve intempestivamente y algo me obligó a tomar “Los milagros existen” de Bryan Weiss, al que había leído hace muchos años en “Muchas vidas, muchos sabios” Nunca nadie pensó que Chávez moriría tan rápido, nunca nadie -inclusive él mismo- pensó que Nicolás Maduro sería Presidente, que Venezuela sería quebrada económica y moralmente y que la delincuencia ganaría a la honestidad, que la fuerza al talento, que el mal al bien, pero creo sin temor a equivocarme que los ciclos de dolor son necesarios en la vida y que al cerrarlos crecemos y que lo que ocurre no lo merecemos. Ya no se exportan a los Estados Unidos ni siquiera un millón de barriles de petróleo. La gasolina regalada en Venezuela viene del imperio que ellos atacan a razón de ciento veinte mil barriles diarios y el precio del crudo esta noche ha bajado. En muy poco tiempo esto no se podrá aguantar y nadie les creerá, ni les seguirán y comprenderán que son los ladrones del futuro, porque ya ellos son el pasado y no se puede pedir limosnas con escopeta, ni se puede tener legitimidad a la fuerza y no podrán obligar a que los amen cuando usan las técnicas de las mas rastreras putas al intercambiar neveras y cajuelas que llaman apartamentos dignos por un amor, pero al líder insepulto del que pocos hablan. Persuadido estoy que “Los milagros existen”, ¡porque ya están ocurriendo!

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