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Wednesday, April 17, 2013

LA HISTORIA QUE NADIE QUIERE VIVIR

Como ratón de bibliotecas y librerías que soy desde que recuerdo, en esa búsqueda sempiterna de la impresión por el conocimiento de Hart, Clausewits, Sun Tzu, Mahan y también en los empolvados cinco tomos de los estudios estratégicos del Almirante Castex, mi maestro Virgilio, me encontró en la biblioteca de la Escuela de Guerra Naval y me regaló un libro encuadernado como a la usanza, con aquella portada en cartón azul claro titulado “Tratado de la autoridad” No tenía más de cien páginas y lo devoré con el hambre de la juventud y pude entender que hay dos tipos de ella. La autoridad ontológica, dada por otro humano que te proclama como Presidente, como marido, como cabeza de algún grupo humano y la autoridad epistemológica que se imbrica en el grupo humano que reconoce en tu conocimiento y preparación para ejercerla a ese líder que nace al juntar las dos. La autoridad por ende no se compra, ¡se reconoce! Para que un humano proclame a otro debe él mismo tener autoridad y en el caso de Tibisay Lucena, la Presidenta designada del Concejo Nacional Electoral de Venezuela, conseguimos falencias notables, porque todos los venezolanos sabemos de sus irregularidades y acomodos. Ella nombra a Nicolás Maduro como monarca y todos sabemos que el Rey está absolutamente desnudo y falto de todo talento para dirigir y los ciudadanos sabemos que él no es el Rey, porque no hay monarquías en la cuna de la libertad. Todos sabemos que algo hiede en la elección y que Tibisay acomodó el escenario para intentar sin éxito que pareciera normal. Nicolás Maduro, fue proclamado intempestivamente, a oscuras como suelen ser las tropelías y los delitos y ni el aún cree que es el Presidente heredero del insepulto. La autoridad solo se mide por empezar a reconocerla y nadie lo hace, de manera que no podrá gobernar, pero si desde su brutalidad radicaliza aún mas el error, terminará por quebrarse y caerse como suele ocurrir con los dientes cuando la edad avanza, porque ellos no son flexibles, mas nunca la lengua se cae. Con los dineros de PDVSA, intentará comprar kilogramos de autoridad sin saber que ella ni se compra ni se vende, sin saber que ella (la autoridad) no puede medirse en el sistema MKS ni CGS y que no existe ninguna unidad de medida que le pueda legitimar. Sólo en el electorado que le consideró podrá estar esta, pero es que ni siquiera ellos le reconocen, solo esperan que la fiesta de los millones continúe, sin darse cuenta que el dueño de la fiesta falleció el cinco de Marzo y que por ende de esa borrachera solo queda la resaca. Por su parte Henrique Capriles, solo aboga por la concordia y el reconocimiento de la autoridad que legitime a cualquiera de los dos, pero que legitime y haga viable el descontento del trasnocho, que le quita la paz al país completo. Nicolás no es el culpable, él es el adlater escaso del insepulto Presidente Chávez, quien seguro estoy nunca pensó que el mismo moriría y que estos escenarios serían, naciendo, parte de la historia, que nadie quiere vivir.

2 comments:

  1. Estimado Bernardo, la foto con Maradona le costó a todos los Venezolanos dos millones de dólares... pero la plata tiene la molesta costumbre de acabarse... un fuerte abrazo.

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