LOS AÑOS QUE ME QUEDAN
El
inmenso, glamuroso, impecable buque italiano donde tomamos el crucero, llevaba
rumbo sur hacia Nassau y se los digo porque eran las nueve de la mañana y yo
estaba absolutamente desnudo en mi balcón privado tomando el sol, por el
costado de babor, escribiendo y pensando, mientras mi amor ordenaba desde el
camarote, el desayuno francés que me apetecía.
Es
esa una buena manera de describir con absoluta realidad parte de este año, me
temo ínfima parte de este año, porque tan solo duró una semana y quedamos con
ganas de más, pero logré romper mi proceso educativo en cuanto a lo que
significaba la mar para mí, si, jamás había navegado sin ser el responsable y
más por hacerlo que por la aventura, que fue superlativa, quería disfrutar de
la mar como cualquier turista, aunque a veces pienso que se me pasó la mano.
Escribí
dos obras, ‘’Te voy a salvar’’ y ‘’Cuatro palabras’’, a ambas las considero
inspiradoras y de gran ayuda desde sus puntos de vista, de forma que también fue
un año productivo en las letras.
Tuvimos
a nuevos y muy buenos escritores que debutaron con la editorial y publicaron
sus obras y así puedo seguir en este tenor de logros, de sucesos, de fiestas,
pero anoche, un poco afectados de tantos excesos, habíamos decidido caminar por
Coral Gables hasta esa pizzería que nos cautiva, es pequeña, la atienden sus dueños,
es modesta pero excepcional y fuimos, mas por tomar el aire que por otra cosa y
la ciudad bella, alumbrada, sus aceras rosadas, sus edificios imponentes y ya,
se acabó, cenemos, pero no pizza, ya no me apetece y nos fuimos a un bar donde
siempre pido chicharrón de pollo, porque yo también tengo mis gustos vasallos y
estaba un músico amigo, que nos complacía. El bar estaba solo, como a mí me
gusta y a sangre fría interpretó: ‘’Con los años que me quedan’’, esa reflexiva
canción interpretada por Gloria Stefan desde 1993 y de repente comencé a
reflexionar, pero sobre lo que yo considero malo, lo permití porque ahora entiendo
que mi vida no puede ser tan aburrida como para ser siempre positiva y alegre y
me pregunté: ¿y cuantos años me quedan?
Ya la
muerte se me acercó en enero de este año que fallece hoy, también me visitó
cerca con el fallecimiento de mi amado tío Héctor, a quien le cautivaba esa canción
y podría seguir sin ánimo de entender mis falencias, pero vuelvo: ¿y cuantos años
me quedan?, contesta, piensa y creo que me quedan los días, meses o años más
divertidos y si no fueran así, pues yo tengo el control de darle la vuelta a la
vida, porque no nos recordarán por los postgrados que hicimos, tampoco por los
cargos que ocupamos, no y mas no, nos recordarán por nuestra calidad humana,
pero otro ángulo a manera de pregunta: ¿y que importa si no nos recuerdan?, tal
vez lo importante es que seamos nosotros quienes recordemos.
Si,
pienso tomar el sol desnudo otra vez.
juradopublishing@yahoo.com
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