UNA FIESTA EN EL BURDEL

 

UNA FIESTA EN EL BURDEL

            Y la soldadesca chavista gritaba de alegría, por fin eran gentes tomadas en cuenta, ahora tenían poder de decisión en PDVSA y demás instituciones. Las meretrices estaban cautivadas, por el jefe feudal, zurdo y con verruga en el frontal derecho.

            Todos, hasta amigos cercanos, pululaban como moscas al excremento alrededor del negocio, el cual era robar, saquear sin honor, otros asumían el patriotismo como derecho de venganza ante su holgazanería genética, para reconstruir a un país cuyo plan Marshall era sin fondo, cuando esta guerra apenas comenzaba.

            Desde estos dieciséis años, me da risa y ahora Chávez ha muerto, Maduro quisiera morir, pero no sabe como y los demás, todos sin excepción quieren vivir en Miami, pero sin trabajar, para repetir la historia, se quejan de este sistema, pero lo adoran, asumen cuando nos ven, que los billetes podemos tomarlos de las hojas de las ‘’Royal Palm’’, nada saben, nada quieren saber, que no sea la fantochada de la borrachera de la fiesta entre las putas del burdel.

            Los uniformados regentan los intercambios de fluidos con los pocos clientes que vienen porque estas putas ya están viejas y son muy chuscas y vulgares y más allá de los cuerpos, está la cocaína que siempre da buenos réditos en el negocio del vicio y del robo. Pero este no puede ser un escrito de rabia, de ninguna forma, por cuanto me han pasado cosas mágicas que paso de describir con agradecimiento:

            Cuando la vida te saca a patadas de algún sitio, fiesta, país, por favor no te opongas.

            Cuando la vida y las circunstancias, te dicten, te ordenen que una relación se acabó, por favor ayúdala o pronto la muerte te separará.

            Cuando el amanecer de la vida te diga que está muy oscuro para seguir, por favor no te detengas, sigue ese rumbo que la parte mas oscura de la noche es exactamente antes del amanecer.

            Yo nunca había entrado a este país con pasaporte de turista, había venido muchas veces siempre a trabajar con pasaporte de servicio, una suerte de libro tamaño oficio, escrito en español, ingles y francés, pero hoy primero de febrero, hace dieciséis años, llegué al aeropuerto de Miami, proveniente de Aruba en una operación de extracción por Punto Fijo.

 El funcionario tomó mi pasaporte sin viajes, me vio o mejor dicho se percató de mi deplorable presencia con un traje de cinco días, una barba rala, una camisa arrugada y lavada en el lavamanos del horrible y barato hotel arubiano y me preguntó en inglés: ¿usted viene por negocios o por turismo?

            Yo no esperaba esa pregunta, que me hizo reflexionar inmediatamente y contesté con rapidez: ‘’vengo por negocios’’.

            Ciertamente, he hecho algunos negocios, pero el mejor ha sido vivir aquí. Ahora soy ciudadano norteamericano, soy libre, soy aun joven, amo y me aman y mantengo contra viento y mareas mis valores, criterios y el sentido traslaticio de una vida basada en la magia de las letras, las tertulias, el pensar profundo, el reír mucho y el de no aceptar chavistas ni comunistas cerca de la borda de mi buque.

            Gracias Dios, por todo lo que ha pasado.

juradopublishing@yahoo.com