LA EXTRAÑA CAMPANA DE BARABINSK
Deberás
tomar el tren transiberiano y recorrer muchas millas desde el este de Moscú
para conseguirte un lúgubre pueblo de no mas de treinta mil personas.
La
iglesia ortodoxa manda notablemente en toda Rusia, pero esta campana que he
tocado, que he estado con ella, no podía ser de un buque, por su tamaño y peso,
además llevaba esa extraña inscripción inentendible, que para mi cultura en la
materia lo mismo podía tratarse de las runas helvéticas que algún jeroglifo
egipcio, pero no, eran letras del alfabeto ruso.
En
Rusia se le llama a los Estados ‘’Oblast’’ y Barabinsk pertenece al oblast
de Novosibirsk y ya lo sé, se está
preguntando ¿de que va este escrito raro, sin pie ni cabeza y que me puede
importar esta campana?
La extraña
campana de Barabinsk está aquí en Miami y en la casa de mi amigo Cesar López,
quien me invitó a almorzar el domingo próximo pasado, me sirvieron un
excepcional Boujolais y algo llamó mi atención a mi izquierda. Allí estaba,
colgada de un evidentemente pesado mueble de madera de cedro, sin badajo y a un
pie del suelo. Quedé boquiabierto y Cesar reía, para contarme el extraño juego
medieval de esta campana rusa en Miami.
Te
fijarás en los milagros que ocurren en tu vida, solo si estás alerta, de lo
contrario, podrá pasar a tu lado un elefante morado y ni lo veras. Hay personas
que han ido a la misma casa, se han sentado en la misma silla donde yo estuve y
ni cuenta se han dado de ese encuentro con la historia de la tierra de los zares.
El exclusivo y encantador restaurant ‘’La Dorada’’ donde tuve la fortuna de comer muchas veces, además traían el pescado del día en avión desde el Cantábrico, para preparar el mejor pescado a la sal de este pueblo, pues tuvieron que cerrar, en primer lugar, la clientela bajó mucho por una construcción de las aceras en Miracle Mile, si, la ‘’milla milagro’’ y al ser terminada, cuando ya se disponían con todo el ánimo a comenzar de nuevo, llegó la pandemia. El restaurant estaba lleno de motivos marineros de exquisito gusto y de tiempo sin memoria y Cesar, asiduo cliente, compró un par de objetos, como una mesa posada sobre una propela de bronce y la campana, la bendita campana que enamora, pero costaba $30.000 y sigue a la venta para cualquiera de gustos exclusivos y bolsillo, también.
Es de
una iglesia apartada de Barabinsk, acostumbrada a las temperaturas gélidas de
su geografía, permanece como un viejo fraile bizantino, vigilándonos desde la
historia y nadie sabe como pudo llegar a estas tierras de pantanos y caimanes,
tampoco se sabe en cual siglo, ni en cual circunstancia, cruzó el océano que
nos separa, pero está a buen resguardo en el lujoso apartamento de Cesar a
quien por honra de la amistad se la han dado en custodia hasta conseguir un
comprador.
La extraña
campana de Barabinsk es una cita con el pasado.
juradopublishing@yahoo.com
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