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Friday, October 16, 2020

EL MERCADER DE LA MUERTE

 

EL MERCADER DE LA MUERTE

            Fíjense que curioso, no es de Fidel Castro de quien voy a escribir, ni de Hugo Chávez, tampoco de Stalin ni de Hitler, mucho menos ensuciaría mis letras con la memoria del monstruo de la Cabaña. Para aquellos que acarician la posibilidad de que sea Diosdado Cabello, pues ni lo sueñen, porque este es un escrito amable, altruista y espero que con un mensaje.

            Su hermano había muerto en Francia y por supuesto, nuestro protagonista iba al sepelio a bordo de un tren de lujo. Había pedido el diario y pudo mirar en el cintillo principal la noticia: ‘Muere el mercader de la muerte’, en referencia a una imperdonable confusión del periodista con el Señor Alfred Nobel.

            Como muchos sabrán, Alfred Bernhard Nobel fue un químico, ingeniero, inventor, escritor y yo le agregaría después de este escrito también el adjetivo de sabio de origen sueco, famoso por haber inventado la dinamita y fue el propietario de la empresa Bofors, que se dedicó al diseño y construcción de cañones entre los que estaban los de mi propio buque de guerra, porque la empresa aun sobrevive. Si alguien tiene alguna duda sobre su capacidad, debo informarles que registró durante su prolífica vida la cantidad de 355 patentes, pero a lo que vamos, que la historia aun crece.

            En alguna parte de mi pubertad, leí algo que todavía resuena en mi cabeza: ‘la muerte es la lección repetida de nuestra nada’, cuyo autor desconozco, pero es en una oración como esta, en la que Nobel reflexiona al ver la frase de su muerte como el mercader de ella y allí, en ese instante, todavía con el dolor de la muerte de su hermano, decide que él no sería recordado jamás como tal, como el mercader de la muerte y crea los premios Nobel.

            ¿Estimado lector, alguna vez usted ha pensado como sería el titular del periódico el día que anuncie su muerte?, me temo que sería un eximio ejercicio de reflexión, también creo que la vida de muchos no sería ni siquiera susceptible de salir en un pequeño resquicio de la última pagina par, porque simplemente han sido vidas parecidas a la de aquel personaje de León Tolstoi, llamado Iván Illich, ¿lo recuerdan? Ya he escrito sobre él, es aquel que en el lecho de muerte le pregunto a la gorda de su mujer algo aterrador: ¿y si toda mi vida ha sido un error?

            Una vida con significado se consigue ayudando, produciendo, dándole sentido desde la literatura, las ciencias, las artes y por ello los premios Nobel han hecho que Alfred Bernhard, sea recordado por ellos y no por la equivocación del periodista al anunciar su muerte estando vivo.

            Todo químico, ingeniero, médico, físico, economista y ni hablar de los escritores en Literatura, han, o hemos acariciado la posibilidad de ir al bello Estocolmo, vestidos de paltó levita a recibir el premio Nobel.

            Nobel tuvo una vida con sentido, mas allá de su epitafio, gracias a Dios.

Bernardo Jurado pertenece a Jurado Grupo Editorial, para escritores consagrados y noveles.




1 comment:

  1. Seremos recordados por nuestros más o por nuestros menos, difícilmente por la neutralidad de haber vivido sin logros ni errores.
    Cada quien, de acuerdo a un criterio personal, marcará la historia en positivo o dejará la marca de sus malas decisiones. No podemos esperar hasta estar postrados en nuestro lecho de muerte, para preguntarnos, si toda nuestra vida ha sido un error. Tenemos toda una vida para enmendarlos y decidir "como seremos recordados".
    Excelente escrito. Saludos y bendiciones.

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