SEXO CON DOS GITANAS

El cura párroco, sale por la puerta trasera del juzgado, después de doce horas de careos. Él ha llevado de manera impecable por cuarenta años la administración de la parroquia de Borja en España y los medios hacen fiesta y los gitanos también. Se tapa la cara con la bufanda al montarse en el vehículo de la policía y parece no inquietarle la cárcel que le espera por no denunciar a los bandidos o tal vez, bandidas que le incriminan y le extorsionan con una supuesta foto sexual que nadie ha visto. Su vecina, la desafortunada restauradora del Ecce Huomo que destruyó la famosa obra de arte, arde de rabia y las colas de los samaritanos y beneficiados de tantos años de bondad del cura, lloran y manifiestan la injusticia. Se le acusa de que faltan unos ciento ochenta y dos mil Euros y todos han recibido los beneficios de su limosna en un país en terrible recesión. Han podido pagar los servicios que sin la contribución de su Iglesia y del cura que la representa, no lo hubiesen hecho. Como es de esperar, el Padre Florencio es venerado por su feligresía y el solo arguye que le han engañado por ser tonto y bueno, y yo le creo. Las gitanas pecadoras mantienen la tesis de haber tenido sexo con el párroco y él, estoico, confía en Dios y yo, que soy un poco más pragmático y mundano, pero católico, pudiese asegurar que existe un gran felino encerrado, que el Padre de tantos años de penitencia y abstinencia probada, guarda en espera de la real verdad. Cuando un sacerdote es acusado y no se le pueden comprobar cosas tan nimias como el haber tenido sexo, siempre pienso en lo terrible que debe ser el celibato, pero más aún, me pongo dentro de su santa sotana y en la soledad de su ministerio de recogimiento eterno y por su actitud de santidad, pero más aún por la actitud de juerga y celebración del llamado “clan del zapato veloz”, que es como se autodenominan este grupo de gitanos vagabundos y pillos que se regodean en hacer el mal, creo que el cura es inocente. Dependiendo de quién hace la denuncia, las cosas variarán supremamente. Si volvemos a mi país Venezuela donde el actual Presidente consorte, heredero de la monarquía caribeña acusa a la oposición de las satrapías cometidas teniendo ellos el poder y al no mostrar prueba alguna, solo la acusación de este gitano infausto y de origen desconocido (como todos ellos), la denuncia carece de todo poder. Si apareciera la foto que las gitanas supuestamente han usado para extorsionar, creo que sería conveniente y justo, pero al no aparecer el dinero donado a cientos o tal vez miles de infelices hambrientos sería lo normal en términos espirituales. Hay un hecho irrefutable. El cura Párroco ha llevado la bondad y el sosiego a las familias de su parroquia, los gitanos por el contrario, el vicio, la lujuria, la maldad y el mal vivir. Que Dios ilumine y proteja al Padre Florencio, tanto como él lo hace con quienes le acusan.