EL BURLADERO DE LA VIDA
Y sin
pensarlo, ella estaba en el medio del ruedo y la multitud gritaba con maldad,
la muerte se aproximaba, le apuntaba con los inmensos cachos del cuadrúpedo de
unos quinientos kilogramos, no estimo menos. El macho la veía y la apuntaba, la
cornada sería en la ingle, allí es donde hace más daño, allí apuntaba el toro
que bramaba y con la pata delantera derecha, que llaman mano, levantaba el
polvo antes de arrancar a toda velocidad directo hacia su víctima.
Realmente
la multitud no gritaba ya en ese momento, porque permanecía expectante,
observaba lo que sería inevitable y seguramente el frágil cuerpo de la fémina volaría
herida de muerte por los aires, después de la colisión. Ella no podría correr
porque estaba paralizada del infame miedo, esa enfermedad que ataca donde más
duele, porque el miedo es mental, tanto, que como te conoce te ataca donde más
puede hacer daño, en paralizarte y no permitir que tomes una decisión y el público
tan humano como ella, al menos lo sospechaba.
Su
entrenamiento tanto físico, educativo como emocional, surtió el efecto que el
toro no esperaba. Ella esperó hasta el último momento, ella tomó para asombro
de todos, la misma actitud del toro, ella teniendo miedo decidió hacerlo y el
animal se dio cuenta, porque la adrenalina se huele tanto como las feromonas y
por ello tal vez entre la muerte y el amor, puede existir esa sutil frontera,
pero a lo que vamos, que la muerte está impaciente, ya no quiere esperar y
comienza su sangrienta carrera para cobrar una víctima más.
El
toro arranca a toda velocidad con los ojos abiertos, levantaba el polvo y ahora
el silencio era ensordecedor, como paradoja, como oxímoron ¿un silencio
ensordecedor? Si, se podía escuchar solo el galopar acolchado del inmenso toro
sobre la floja arena, porque no les he contado que había llovido y el sol se había
ocultado, como siempre ocurre cuando la prostituta, adjetivo usado por Hemingway
cuando la muerte se llevó de un infarto a su editor, aparece para saciarse.
Como
siempre pasa, para beneficio de todos, en el milisegundo correcto el toro
cierra sus ojos y es el momento de engañarle, pero se requiere sangre fría, se requiere
nervios de acero y una seguridad personal a prueba de balas y ella se apartó
hacia su diestra dejando pasar la cornamenta a escasos centímetros para luego
correr en el sentido contrario hacia el burladero donde estaría a salvo.
La
fiera al darse cuenta y con odio en los ojos se abalanzó estrellándose con
dolor y mi amiga Laura Carolina salvó su vida con la pericia que la
caracteriza.
Ha
sido operada de un padecimiento oncológico, ha sido un proceso de valentía, de
arrojo, de sapiencia y aprendizaje de lo humano y lo divino y ha triunfado, no
ha dejado que el toro la cornee, porque se ha refugiado tras el burladero de la
vida, el cual es el amor.
Felicidades
torera valiente y ole.
juradopublishing@yahoo.com
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