TERAPIA
PARA OLVIDAR
Somos
profesionales en aquello de asignar emociones a algunos incontrovertibles
hechos y son ¡solo emociones!, no tienen por qué ser la realidad. Tú y solo tú
se las asignas, porque tus creencias filtran los eventos y seguramente le das más
importancia de la que tienen, creas ese inmenso monstruo en tu mente, esa, que
puede convertirse en tu mayor y más temible enemiga.
¿Me
permites que lo explique mejor?, pues, allí voy: observen este interesante y
cotidiano experimento mental que se apoya en lo social: mis amigos, mis coterráneos,
mis compatriotas que están a favor de votar por las municipales, las de
gobernadores, la del condominio de su edificio, arguyen razones muy
respetables, porque ellos le han asignado emociones a los hechos. Por el
contrario, aquellos acérrimos abstencionistas, que desde la rabia, la
impotencia, el robo de la voluntad popular del voto, también tienen razón y ¿cuál
es la causa? , pues, la misma, la asignación de emociones a los hechos,
contundentes que les estallan en la cara a todos. Hecho este punto paso a
tratar de ser equilibrado y a no permitir la intervención de mis emociones para
poder tender hacia el pragmatismo.
El
votar ciertamente es un derecho y yo le agregaría que un deber ciudadano, pero
en este paliducho país en que lo han convertido, donde se saben los resultados
antes de las votaciones, me temo que no tiene mucho sentido. Todos sabemos que
de la manera algorítmica en que nos lo expliquen, en veinte años de contiendas
electorales, ya deberíamos saber un poco de esta matemática revolucionaria, que
nada tiene que ver con el álgebra de Baldor, tampoco con estadística, mucho
menos con trigonometría, pero probablemente sí mucho de cálculo infinitesimal,
el hecho es que el votar en Venezuela, nunca ha implicado que ganen las
elecciones los más votados (sean de la tendencia que sea), pero le indexan las
emociones y para evitar sentirse culpables de lenidad, pues van a votar o tal
vez iban.
Por
otro lado, no todo ha sido tan malo, políticos y matemáticos, improvisados e
incendiarios líderes, aseguran que si la votación es masiva no podrán, de
acuerdo a esta nueva ciencia inexacta revolucionaria, pero ¿a que no saben?, le
vuelven a agregar las emociones y por rabia, frustración, melancolía, depresión
y desilusión, pues no van a votar.
A
veces veo con cierta sorna, algunos comentarios, que me acorralan a concluir
que existe en algunos un histrionismo cursi, rompe pechos, sacrificado,
demostrativo de un patriotismo del país que demostradamente, pocos aman y
entonces vamos al amor, porque cuando se ama, no se anda por allí gritando ¡VENEZUELA
TE AMO!, como tal vez hacen con frecuencia los asaltantes del gobierno.
Me
temo que la oposición no tiene plan alguno ni el gobierno tampoco y nadie puede
hacer bien lo que no sabe, de manera que se impone convocar a los mejores de
este lado y al resto llevarlos a una TERAPIA PARA OLVIDAR Y OLVIDARLOS
agradeciendo sus buenos y me temo que inútiles servicios.
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