EL LLAMADO
DE LA SELVA
Era
un bandido “Olé”. Diariamente se perdía, salía escondido, rampante, solapado.
Su
dueño comenzó a vigilarle, porque no les he dicho que Olé era un perro, uno muy
fino y querido y observó que se iba a la casa del vecino. Corrió al teléfono más
cercano y llamó a su veterinario que a la sazón era su tocayo, por cuanto se
llama Antonio Moreno, para preguntarle por la extraña conducta de Olé. Este le
hizo algunas preguntas de corte fisiológico, imagino que sobre sus
deposiciones, fiebre etc. A lo que Antonio, el dueño de Olé reportó que nada tenía,
que nada pasaba.
San
Pablo, el apóstol, llegó a escribir en la biblia: “Las cosas que se ven, no
están hechas de cosas que aparecen” y si yo les preguntara sobre cual interpretación
darían en términos personales cada uno de mis lectores, pues, estoy seguro que obtendría
la misma cantidad de opiniones que de lectores.
Todo
humano actual, sabe bien que está a un pensamiento de distancia de sus deseos,
si entiende cómo funciona su teléfono celular, si entiende cómo funciona
internet o más fácil, ¿cómo vuela un avión? ¿Cómo ponemos a volar a unas
novecientas toneladas de metal?
Las
cosas no aparecen solas, primero debemos entendernos desde adentro para
buscarlas en el pensamiento y de allí conocen el resto del cuento. Todo fue
creado en la cabeza de alguien, que con ensayo y error, logró el producto
final, pero ese producto final no fue una cosa que apareció, como bien lo dice
San Pablo, tuvimos que construirlo con cada pensamiento y ¿saben qué? Se ha
determinado que una persona citadina como Usted y como yo, tenemos diariamente
al menos sesenta mil pensamientos, ahora, ¿imaginen que solo el diez por ciento
sean pensamientos negativos?, estamos hablando de seis mil bolsas de basura
descompuesta que tiramos a la psiquis y ¡eso es mucha basura!
Antonio
Gala, fue de alguna forma España y era el dueño de Olé el perro bandido y
escapista y ya he escrito de Gala, por su brillantez pero sobre todo por su
buen humor, por sus bastones y por su manera de ver la vida, la escritura, el
teatro.
Antonio,
el veterinario, le dijo al otro Antonio, el escritor: “quédate tranquilo, Olé
se ha enamorado de la perra del vecino y tan solo está haciendo caso al llamado
de la selva”
Nunca
entiendo, porque de un pequeño comentario siempre saco moralejas impensables.
Creo que forman parte de alguno de mis miles de pensamientos, pero desde este
punto de vista, me refiero al punto de vista de Olé, considero que deberíamos hacer
más caso a los llamados de nuestra selva y dejar de martirizarnos para
escaparnos, escondidos, silentes, escurridizos, solapados y enamorarnos de la
vecina, que a la sazón, no tiene por qué ser una perra, pero si acaso llegara a
serlo que al menos tenga pedigree, salero, poesía, liturgia divina, que
justifique ciertas locuras que santifiquen la psiquis y eviten llenarla de
tanta basura.
Instintos o llamados de la selva deben ocupar la primera linea siempre peleada con nuestra educada e influenciada razon. Porque nuestros instintos hacen los bloques que construyen nuestro yo.
ReplyDeletesaludos Jr, excelente escrito, si....excelente..hay que atender y prioeizar el llamado de la selva, que para nosotros es urbana, la impronta se ha impuesto, pero con lo que vivimos en este desequilibrado mundo mucha veces hay que ser caso omiso, para tratar de vivir algo mejor y preservar que la ulcera estomacal no haga henorragia por la amrgura que trata de imperar impuestas por algunos "Olé" rojos rojitos..
ReplyDeleteInstintos o llamados de la selva deben ocupar la primera linea siempre peleada con nuestra educada e influenciada razon. Porque nuestros instintos hacen los bloques que construyen nuestro yo.
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