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Saturday, October 25, 2014
GRACIAS Y ADIOS
En el bar de Copacabana ella tocaba en el inmenso piano de cola blanco, ella interpretaba boleros inéditos o al menos desconocidos. El bar lleno libando en el “happy hour” con los borrachos, músicos, escritores, poetas y cantantes de hace más de treinta años y Dyango, el cantante español de voz ronca y óptimo histrionismo, ordenó a su mesa, guardar silencio. Estaba frente a un descubrimiento y se le acercó a la bella y madura intérprete, para descubrir que sería su amante para siempre, que sería su compositora del amor, que nunca más la dejaría a la Concha Valdez Miranda.
Entré al inmenso teatro y me consigo a Marian de la Fuente, una bella mujer española de los medios, amiga y con quien he tenido el honor de hacer radio y televisión y me agradó saber que ambos seguimos al hombre de “arena en la garganta” que lo mismo canta baladas que tangos, boleros o milongas y le dije la verdad: “si Dyando supiera cuanto licor he tomado, a cuantas mujeres les he cantado y dedicado sus canciones, cuantos amores he pretendido y logrado con sus sentimientos, creo que debería pasarme una pensión de por vida” y ambos reímos.
El Miami Dade County Auditórium, estaba a reventar y me di cuenta que no soy el único al que le gusta la vieja y buena música, la expectativa crecía, la organización impecable y me llevaron personalmente a mi asiento que estaba más allá del cielo y cómodamente me dispuse a vivir.
Como siempre, se hizo acompañar de una banda impecable de profesionales que hacen llorar a los instrumentos y su voz se hizo sentir y cantaba tras la cortina, creo que bebiendo un último sorbo del licor, porque no se puede ser cantante ni escritor, poeta y bohemio sonador, sin ligarlo al licor y al trasnocho y salió al escenario con su traje negro mal cerrado y el local pensé que se iba a derrumbar y terminó la conocida pieza y otra comenzó y una tercera y una cuarta y todos callábamos y sonábamos, reíamos y también llorábamos.
Esto fue ayer en el almuerzo, tras la pregunta: ¿Y esta noche que haremos? Y mi esposa, conocedora de mis gustos y mis anteriores cuitas, (que a pocas hicieron daño), que comparte un amor maduro de tolerancia e inteligencia, me respondió: “solo vístete, que esta noche tienes una cita con un amigo, porque vamos al teatro a ver a Dyango”
El concierto se llamó GRACIAS Y ADIOS, por cuanto ha sido mi bella ciudad, Miami, “quien más le ha querido” y donde sus canciones nunca envejecieron y también donde ha decidido mentirnos para decir, cómo si pudiera hacerlo sin nuestra autorización, que se retira de la música y la bohemia, sin entender que de este trabajo, de este modo de amar, de esta adrenalina del público que le aplaude y le venera, nadie se retira hasta el momento de la muerte física.
PD: Concha Valdez Miranda, cantó también anoche como una diosa sus canciones de amor, a sus 87 años de edad.
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