UNA GRAN
PREGUNTA
Los grandes entrevistadores del
mundo, tanto en español como en inglés, saben bien que una gran pregunta, bien
formulada, con clara intención y con ilación, puede ser la mitad de la respuesta.
Ante lo anterior podríamos intentar
algunas, como es el caso de la siguiente y común para todo humano occidental: ¿Cuál
es el sentido de la vida?
A esa en particular pregunta, la puedo contestar con tres palabras, las cuales son: ‘’No lo sé’’, aunque podemos argüir, suponer, especular y hasta martirizar a nuestro público con teorías absurdas y copiadas de otros en la inmensa confusión teológica y filosófica actual, pero con una buena pregunta podríamos averiguar cuál es el sentido de la vida de nuestro entrevistado y allí vamos con esta que se me ocurre:
Déjame, antes de disparar, ponerme
de acuerdo contigo en lo siguiente que no es mío, es del famoso Joe Dispensa: ‘’La
energía va a donde pones tu atención’’ y también Buda, guardando las inmensas
distancias, se pronunció al respecto: ‘’Te conviertes en lo que piensas’’ de
forma que una buena pregunta que responda a la primera podría ser: ¿en qué piensa usted la mayoría de su tiempo?
El interrogado podría contestar con: -en la familia, en mis problemas económicos, en sexo, en adicciones, en
negocios, en mi vida espiritual, en mis proyectos-, pero será difícil que alguien
te conteste: en el sentido de mi vida, porque la vida tendrá el sentido que tú
y solo tú le des.
Todos conocemos personas que se
divierten, se regodean y hasta sienten cierto placer con el sufrimiento y
algunos ya me odian, porque no les permitiré que tiren basura en la casa de mi
mente. Yo puedo entender que se acerquen a manera de comentario y me cuenten
que en vez de que se le haya espichado un caucho de su vehículo, se le
espicharon dos, tremenda tragedia dependiendo de que tomes alguna acción, tu acción,
no la mía, pero no esperen que alguien inteligente y enfocado en sus propios
proyectos se siente a su lado a llorar.
La enfermedad del siglo es la depresión,
ya no tanto el stress y yo creo que es peor, porque se le ha sobredimensionado,
hasta me han preguntado si me he deprimido y cuando contesto que no, creen que
les miento, ¿de forma que entonces deberíamos enfermar, o permitir que nuestros
niveles de tolerancia a la tristeza nos inunden como a la mayoría y auto
diagnosticarla como depresión?, esa fue otra gran pregunta, sí señor.
Ten cuidado con lo que le haces
creer a tu mente. En lo personal he descubierto que una buena pregunta puede
hacerme enfocar mejor hacia mis objetivos, porque nunca será lo mismo rumiar un
desagrado, que preguntarnos qué puedo hacer con lo que me ha pasado y que lección
podría aprender. Inténtalo, por aquello que dijo Wayne Gretzky: ‘’El 100 por
ciento de las cosas que no se intentan, fracasan’’.
www.juradogrupoeditorial.com