DE VUELTA A
LOS ESTADOS UNIDOS
Me encuentro a unos 25.000 pies de
altura a bordo de un avión Embraer de American Airlines. Toda una ventaja
realmente tener buen crédito con la ayuda de nuestros amigos de USA Crédito, mi
avanzado alumno Mike Moreno, mi amigo de la infancia: Ramón Páez y mi tarjeta
Master Card, que he conseguido con su ayuda y que me ha dotado de un whisky
escocés en primera clase, gratuitamente con los puntos de viajero.
Vamos a encontrarnos con la
tradición de los Wapanoag y los tripulantes del MyFlower. Nuestros anfitriones
nos tienen por decir lo menos, expectantes. Van a tener la gentileza de ir a
buscarnos al aeropuerto de Greenville a una hora de su mansión en las Carolinas,
tierra al este, del pirata Jean Lafitte en la república de Barataria, pero es
esa otra historia.
Vinimos a los Estados Unidos a
cenar, porque Miami es como un bello anexo, es como la puerta bonita para los
que venimos del sur, pero aquí, una vez que hemos despegado debes hablar en
inglés o no te entienden y a mí me parece muy bien.
Todo un ecosistema este avión: un
padre parcialmente femenino, con dos hijas y una esposa despreocupada,
molestando a todos, pero yo estoico. Another scotch, please, es una gran
ventaja para no mentarle su madre española, al padre, me refiero.
Mi Doris ensimismada en sus
pensamientos y un atardecer por mi ventanilla, de color naranja y malva más
abajo.
Mañana, mi amigo Ramón cocinará el
pavo de la tradición de 1621 y tendremos un homenaje a su padre, cuya obra
participó con nosotros en la Feria Internacional del libro de Miami, edición número
cuarenta y uno, todo un evento divertido, amable y lleno de amigos
intelectuales y borrachines.
La azafata acaba de anunciar que en
veinticinco minutos aterrizamos, pero he pedido otro whisky que me dará la
autonomía necesaria para llegar a mi encuentro con nuestros amados amigos
Margarita y Ramón. Este escrito es un poco insulso, pero absolutamente real y
ya la noche casi nos arropa y el sol esta ahora rojo y falleciendo lentamente.
He dejado una propina interesante al
amable joven que me dota de escocés y que le ha traído a Doris champagne, ¿Cómo
no hacerlo? Se lo merece, por su buen servicio.
Por los momentos queridos lectores
veo abajo, luces que infiero son de South Carolina y las niñas se han cansado
de gritar, la madre está durmiendo y el femenino desconcertado, porque se ha
golpeado dos veces la cabeza con el pequeño closet del equipaje de mano.
El escritor Ernest Hemingway en su
decálogo, aseguraba que debes mantenerte escribiendo y yo lo he hecho con sumo
agrado, narrando huelgas y vacuas situaciones que a pocos interesan pero que
todos viven, por cierto ¿sabes por qué vuela un avión?
Estamos aterrizando, llegando a los
Estados Unidos de América.
www.juradogrupoeditorial.com
Como siempre ingenioso, simpático y ligero, brindo por UDs y les doy las gracias por ser tan buenos amigos
ReplyDeletehappy thanksgiving my friends