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Sunday, May 29, 2022

EL LADRÓN DE LA ALEGRÍA

 

EL LADRÓN DE LA ALEGRÍA

            Lo dijo el presidente Theodore Roosevelt y no porque lo haya dicho él es más importante.

            Con frecuencia y de manera inconsciente nos comparamos y es ese el mayor y más pernicioso ladrón de la alegría, además Wayne Dyer llegó a decir que es ese un síntoma de locura, el pensar que no podemos vivir sin algo, el hacer de tu vida un permanente maratón  hacia el desgaste, sin detenerte a afilar tu hacha para cortar más y mejor.

            Suena arrogante pero no lo es, cuando amigos me indican, me advierten, me avisan de la siguiente manera: ‘’sabes que he visto  a tu competencia, la editorial tal o cual, y están haciendo algo que deberías hacerlo tu’’, ¿no les ha pasado?, estoy seguro que sí, y a quema ropa les informo que yo no tengo competencia y desarmo el maleficio y no tengo competencia porque no nos comparamos con nadie, permitimos que otros crezcan, ademas,  les ayudamos cuando piden ayuda.

            En la Feria Internacional del libro de Miami, recuerdo haber entrevistado para mis redes, a un colega de una pequeña editorial de Fort Myers y él asombrado no entendía porque lo hacía y les explico a ustedes que lo seguiré haciendo porque hay espacio para todos, porque no me comparo. Mi equipo y yo seguimos innovando y prestando más y mejores servicios y productos.

            El Santo Padre Pio, de quien soy devoto público y notorio, llegó a decir algo que no está muy alejado con respecto a la alegría: ‘’ La tristeza es la muerte lenta del alma’’, por eso engaño a mi cerebro, intento alejarme de las personas tóxicas y de los conflictos, no quiero amarguras, chismes, órdenes, restricciones en  mi pensamiento y accionar, porque he madurado y porque hablando con mi amigo Omar, hombre culto a quien con frecuencia me consigo en el bar, donde nos enganchamos en conversaciones que hacen callar al resto de los bebedores, que raudos buscan sus teléfonos para averiguar el significado de alguna palabra que nos escucharon, si, conversando con él me dijo algo que les regalo: ‘’cuando somos jóvenes somos unos incendiarios, pero al llegar a viejos nos convertimos en bomberos’’ y en mi caso personal no tengo duda alguna, porque confieso que me gustaba el conflicto, creo que mi ego era el que mandaba en esas refriegas que me hacían sentir vivo, pero hoy en día, si usted desea la razón, pues se la concedo con todo gusto.

            Estoy de luto por el deceso de mi amado y admirado tío Héctor Ricardo Jurado Toro, quien realmente fue el que me enseñó a ceder la razón, porque todos siempre sabemos quien la tiene, la tiene el dueño de la paz, la tiene el dueño de la inteligencia, de la prudencia, del sosiego, la tiene el que domina sus emociones, la tiene el que no se compara con nadie, o mejor dicho, el que no compara su divinidad y perfección con la de nadie y ese que saca a patadas de su mente, de su alma y de su psiquis a los ladrones de la alegría.

juradopublishing@yahoo.com

           

 

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