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Saturday, June 14, 2014
UNA NOCHE DE HONOR
Abdicó el Rey Juan Carlos, la revista Hola tiene a todos sus lectores locos, España pierde en el mundial su primer partido de manera estrepitosa por cinco goles contra uno y era viernes, día de pago y la lluvia era tan intensa que las gotas eran del tamaño de una botella. Salí del sótano a bordo de mi vehículo, por esa extraña puerta que abre de forma vertical y me enfrenté a la tormenta. El camino lo recorrí a veinte millas por hora y el stress se hacía copioso en mi mente – ¡voy a llegar tarde!-
El sistema universitario Ana G. Méndez, me había invitado a dar las palabras de clausura, de la más reciente coorte de alumnos graduandos en maestría. Cuarenta y tres estudiantes. Dieciocho hombres y veinticinco mujeres de nueve países diferentes, se graduaban con honores, en educación, enfermería, negocios y relaciones públicas.
El serenísimo decano, Dr. Ramón García, me esperaba con su amable sonrisa junto a la junta directiva que le acompaña en su inmensa labor y bajamos y ya todos esperaban y la vergüenza me aturdía, porque la puntualidad es la cortesía de los reyes y siempre fuí puntual y habían pasado veinte minutos de la hora.
Esa noche de logros, escuché atónito, la eximia presentación que el decano hizo sobre mí y del asombro pasé a la humildad, al agradecimiento, a la concordia, se olvidó el stress y tomé el micrófono y hablé durante veinte minutos que parecieron mili segundos y mi corazón estaba pleno de agradecimiento y el de ellos de expectación.
Hacía mucho tiempo que no me sentía tan honrado y no pude menos que asombrarme cuando la universidad tuvo la fina gentileza de otorgarme un diploma enmarcado en un bello cuadro y de acuerdo a algunos que formaban parte del público mi cara lo decía todo, o tal vez, mi corazón era el que lo decía.
Fue una noche de honor y también de logros y la ecotimia positiva brotaba plena de agradecimiento del vivir, de estar entre esas inteligentes personas que me escucharon, que tuvieron la paciencia de hacerlo y la mayor de las gentilezas en la observancia de las reglas de vivir en sociedad.
A este país, Los Estados Unidos de América, le debemos muchas cosas, le debemos el sosiego y la paz de vivir en el mejor sistema inventado por el hombre, el cual es la Democracia, llena de la abundancia y las sonrisas, alimentada por la gracia y el trabajo y por el respeto a lo ajeno y a la vida, a los derechos pero también a las oportunidades y hablé de la medicina cubana y lo mala que es y reté a la audiencia que tuviera dudas, que preguntara a Hugo Chávez sobre su eficiencia y modernidad y creo que me salí del tenor, pero los venezolanos somos así, no perdemos oportunidad de soltar la prenda que cambie el pensar de cualquier iluso y allí entendí que poseemos una causa común que también nos ha unido para hacernos cambiar y ahora el mundo nos conoce… ¡fue una noche llena de honor y de agradecimiento!
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