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Sunday, September 7, 2025

UN CUENTO DE HEMINGWAY

 

UN CUENTO DE HEMINGWAY

—Estoy haciendo un curso de escritura creativa y me han mandado la tarea de hacer un cuento de otro cuento ya publicado—, me dijo el escritor Luis Z a bordo del lujoso pullman que alquiló la editorial para ir a la casa del escritor Ernest Hemingway en Key West.

            —¿Ya leíste ‘’La breve vida feliz de Francis Macomber?’’, ese es de Hemingway y me temo que el cazador Wilson llegó a tener sexo con la esposa del desafortunado y cobarde Macomber.

            —No, no lo he leído.

          —Pues aquí, en este libro tienes una veintena de cuentos de Hemingway a cuál mejores.

            —Es que yo escribo mejor en inglés.

            —Si, Hemingway también y ¿Cuál es el problema?

            El vehículo con catorce personas cómodamente alojados avanzaba con suavidad por el puente de las siete millas —en alguna parte del mundo ya son las cinco de la tarde, ¿nos tomamos un trago?, me dijo Jorge.

            La lluvia comenzó a caer copiosa, agresiva y bajamos la velocidad, mientras Alberto, veterano piloto de caza y buen escritor, con su teléfono en mano nos dejó saber que en dieciséis minutos pasaría.

            —Sugiero que tomemos un trago luego de la visita al museo y vayamos a hacerlo en el Sloopy Joes, el bar donde fue el escritor diariamente entre 1931 y 1939.

            Dolores Amalia tomaba notas con la prisa de los desesperados por no perderse el momento, por dejar la huella que llevaría a su Jorge el esposo, porque en el mismo vehículo había tres escritoras cuyos esposos se llaman Jorge y en mi mente me preguntaba: ¿será por Jorge Negrete? ¿O es esta una selección darwiniana?, no obstante, los tres me caen muy bien, son amables, se hacen los sumisos y beben.

            Rosario, una de mis escritoras con esposo Jorge, preguntaba sobre los gatos polidácticos de la casa. El primero de ellos se llamó Snow Ball y fue un regalo de un capitán al escritor cuando se mudo a la propiedad en 1931 y preguntó porque ella tiene una saga de libros sobre un misteriosos y fantasmal gato.

            Y no recuerdo quien preguntó: ¿Y a quien se le ocurre comprar una casa en $8.000 y hacer una piscina que costo $18.000? —pues se le ocurrió a los Hemingway o ¿no te parecen geniales?, los genios tienen esas dicotomías.


            Lisandra de tan solo nueve años de edad bien llevados, hija de nuestros socios, nos veía expectante, analizando desde la ancestral herencia femenina, aprendiendo, riéndose de estos viejos un poco fanáticos de las letras y seguro pensó que no tenemos nada mas que hacer que hablar de un tal Hemingway, que escribía, bebía, tenía una piscina.

            El tour literario que ha organizado Jurado Grupo Editorial, las historias desconocidas que tomaron vida, las risas y las letras, las líneas de la vida de un hombre roto, sus amores y angustias, se entrelazaron como solo lo podía hacer Hemingway, mientras Lisandre y su esposa Sheila, eran los mas beneficiados de las conversaciones de los geniales escritores.

            Ese viaje califica sobradamente, como un ‘’Cuento de Hemingway’’