CUENTOS DEL MAR
AVANTE POCA Y ESCANDALLO
Pude
llegar con luz de día. El poniente por babor, o sea, el oeste y el cayo más
a mi noreste y cambié el rumbo al 010 verdadero como era de esperar mi velocidad
disminuyó, pero no pasa nada, ya tenía el faro a la vista a una milla,
para dejarlo marcando el poniente y frente a él, hacerme contrario al viento,
dar fondo al ancla y hacer cabeza en el tenedero.
Todo suena muy fácil, pero no es así.
Las aguas bajas son una belleza, parece estar navegando en una piscina privada,
excepto cuando al costado podemos ver alguna piedra terrorífica no
hidrografiada y recuerdo mi metro sesenta de calado.
Cuando comenzó la propulsión mecánica,
cualquier capitán aproximando, ordenaba a las maquinas ‘’Avante poca’’ o mínimo
o despacio, pero siempre se da el sentido y luego la velocidad que se desea.
Para aquellos terrícolas que nunca han escuchado la palabra escandallo allí les
va: ‘’ Parte
de una sonda, que lleva en su base una cavidad rellena de sebo y sirve para
reconocer la calidad del fondo del agua mediante las partículas u objetos que
se sacan adheridos’’. Ahora les agrego esto que me gusta
mucho, escrito por Arturo Pérez Reverte en su obra ‘’La carta esférica’’: ‘’Los
números de la sonda son brazas de a dos Varas Castellanas’’, suena bien
antiguo ¿no es cierto?, pues lo es y data de la segunda mitad del siglo XVIII,
año 1751 y sigo: una vara castellana estaba formada por tres pies de Burgos,
unos ochenta y tres centímetros. Seis pies sumaban una braza española o sea un
metro sesenta y siete centímetros y como yo ando en busca de la historia, con
mi velero de treinta pies y estando solo a avante poca, lanzo mi escandallo por
babor, paro y dejo el velamen flamear porque ya he conseguido desde hace rato
los tres metros de profundidad, así me lo indica con un poquito mas de dos
brazas y me voy a proa a esperar termine la estrepada avante y dar fondo tres
veces de cadena de la profundidad o sea nueve metros de catenaria.
Un fondeadero amable y quedé a unas
cincuenta yardas de tierra, de forma que ni arriaré el zodiac.
Me hice firme a la cintura un cabo
de un octavo, donde aseguré mi par de sandalias Crocs, que flotan, mi puñal
enfundado y me lancé al agua, haciéndome de tierra fácilmente mientras veía al
Blue Book imponente y extrañado.
Al pisar tierra, me di cuenta de que
era el único humano allí en ese momento y confieso que sentí dos cosas poco
usuales en mi: me sentí realmente solo y además sentí miedo. Era esa, una isla
de piratas donde seguramente habían ejecutado a mas de uno, agregando la desaparición
de los dos hombres del faro aquel 4 de agosto de 1969, que Dios tenga a buen
resguardo sus almas y en ese momento entendí porque los conquistadores hacían una
oración al tocar tierra y también la hice.
Las oraciones siempre funcionan.
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