CUENTOS DEL
MAR
FONDEADO
FRENTE AL FUERTE
Son
las 17: 22 del viernes y ya estoy fondeado a unas trescientas yardas al oeste
del centro de Nassau, pero frente al Fort Charlotte, lo que implica estar
frente al puerto de cruceros donde alguna vez atraqué y de donde salió esta
idea de venir nuevamente en solitario y en mi bordo, porque no pienso perderme
este atardecer frente a la historia.
Probablemente
esté prohibido fondear aquí, de hecho, soy el único velero en el área y ya vendrán
las autoridades bahamesas a advertirme. Por lo pronto lo veo, allí, lidiando al
tiempo, erigiéndose y violando la erosión y el Blue Book, ha tomado una posición
paralela a la orilla de la playa, como si él también quisiera verle en todo el
esplendor que aun, luego de casi tres siglos, sigue manteniendo.
Fue
construido por los ingleses, o al menos con tecnología y diseño inglés porque
fue el gobernador de Nassau que pertenecía en el siglo XVIII a Gran Bretaña, el
famoso Lord Dunmore, estamos hablando específicamente del año 1789 y se llama
Charlotte como muchos otros fuertes en honor a la esposa del rey Jorge III. Yo
no quisiera que llamaran con el nombre de mi esposa un fuerte lleno de
militares dispuestos al combate, me temo que para mi gusto sería como mal poner
su nombre, además de no considerarlo honorable sino una suerte de lisonja, pero
así eran las cosas en aquellos tiempos.
El
fuerte fue erigido en una colina y tiene como terreno o lo tenía, unos cien
acres. Actualmente se encuentra en el West Bay Street como les dije en el lado oeste,
pero se puede llegar a él, a pie desde el centro de la ciudad. Exactamente en
este punto, en esta posición donde estoy fondeado, lo hizo una flota británica
para tomar por la fuerza Nassau e instaurar la paz, la ley y el orden, de
acuerdo a los ingleses que de alguna forma fueron los que incitaron a la piratería
y les funcionó, mientras los piratas le entregaban parte de sus botines, hasta
que estos, los piratas, sacaron la cuenta de que no tenían que hacerlo y las tropelías,
asesinatos, robos y saqueos, se salieron de su control, pero a lo que vamos,
que Fort Charlotte, desde aquí se sigue viendo imponente y me lo imagino con
sus cuarenta y dos cañones originales.
En
el fuerte, seguramente sus muros nos dirán que también hubo ejecuciones. En sus
bodegas subterráneas se guardaron tesoros. Desde sus más altas paredes y
guarniciones, se puede observar buena parte del este de la isla y posee hacia
el oeste la totalidad del control visual contra cualquier incursor, cuyo
velamen le delatara en la distancia.
Me
voy a medianía a izar una bola negra de tela que informa a quien me vea que
estoy fondeado. Por si acaso tengo lista en la driza de estribor mi bandera de señales
"Foxtrot" que traduce en la mar: tengo avería, como una excusa
pasajera ante las autoridades. Realmente no vine aquí a mentir, sino a ver la
historia que he estudiado por años.
Un buen baño con agua de mar, sí,
me tiraré al mar no sin antes lanzar un cabo por popa, por seguridad.
La
tarde se pone, nadie me ha visto, es viernes en Bahamas y todos están felices,
inclusive yo. Ya mañana zarparé y me iré a la marina.
Al
caer la noche, que será pronto encenderé mis luces de fondeo, pero como me
separa el muelle de los cruceros de la tierra, nadie me verá y dormiré plácidamente,
porque ya aquí no hay piratas, solo yo.
En
Fort Charlotte pasó de todo, hubo dinero, muerte, sexo y también amores
inconclusos.
¿Recuerdan
a Tucídides, el perceptor de la guerra del Peloponeso? aquí les dejo algo que
mueve e impulsa este viaje: "La historia es un incesante volver a
empezar".
Mañana
será otro volver a empezar, cuando recorra las calles, los viejos edificios, el
fuerte, la iglesia de 1609 y vea en los ojos de los lugareños, el orgullo de su
pasado, la alegría del presente y la esperanza del futuro.
www.juradogrupoeditorial.com
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