LA OPINIÓN DE UN LECTOR
Por: Gilberto Velásquez Sibila.
Capitán de navío
Hoy finalmente he tenido el
privilegio y la suerte de leer la nueva obra literaria de mi querido amigo, el
escritor Bernardo Jurado titulada *Latitud 27*.
Escribo esta reseña como un
homenaje, no al tesoro escondido en su lectura que me pudo transportar a ese
mundo apasionante donde pasamos gran parte de nuestras vidas, el mar, o la mar
como la refieren muchos de los poetas españoles, sino porque en ella convergen
varias razones de mucho peso. La trama del hombre de mar apasionado por lo que
hace a bordo, la ambición desmedida de los hombres que pretenden apoderarse de lo
que no les pertenece, y la dedicación de otros muchos que sacrifican sus vidas
y su familia por ese asunto que muchos hasta no lo entienden como es “la gran
satisfacción del deber cumplido” que afortunadamente, siempre está presente en
aquellos hombres de mar que defienden la ley y la autoridad con honor y
pundonor.
Por ello la inesperada sorpresa que
Bernardo nos reserva ya en el final de esta divertida obra como colofón de todo
su esfuerzo por sacar a flote esta leyenda que nos permite soñar con la
realidad de su existencia.
Una primera razón sin lugar a dudas
es ese paseo tonificante sobre la historia marítima de la conquista de América
y sus apasionantes leyendas sobre piratas, corsarios, bravíos timoneles y
grandes capitanes y, un tempestuoso mar que también en nuestras épocas modernas
nos ha tocado enfrentar con modernas unidades de acero que aún a pesar de toda su modernidad tecnológica y
capacidad de análisis meteo marino, siempre nos “calzaron” la verdadera
dimensión de lo pequeño que somos ante la mar embravecida. Entonces, ese paseo
histórico nos lleva a considerar la vida de los hombres de mar de esa época.
Luego tenemos en segundo lugar otra razón apasionante y es que el prólogo está
escrito por un muy querido amigo y hermano del mar y de tantas otras vivencias
terrenales como es Eddy Barrios a quien, afortunadamente, la historia lo ha
colocado en el puesto que siempre ha merecido y a quien admiro como compañero
de armas y hombre de mar.
La razón más importante por
supuesto es la narrativa de esta novela que sin convertirse en monótona o
pesada nos lleva a navegar y a “velerear” por las azules aguas del Océano
Atlántico, disfrutando en todo momento del acompañamiento de términos y
vicisitudes que nos retrotraen continuamente a la evocación sublime de nuestro
vivir marinero. Pero en paralelo asoma la sublime dedicatoria a los marineros
en general y a los oficiales de marina de su propia familia pues ello nos lleva
a recordar a esos caballeros del mar que pudimos conocer en persona y con
quienes tuvimos el privilegio y el honor de trabajar.
¡¡¡¡¡Bravo Zulú Bernardo!!!!!!.
Has logrado una obra cónsona con
tus quilates de gran escritor y por ello me siento altamente complacido y
además, me siento muy orgulloso de poder escribir esta reseña para reconocer tu
valía como persona, como escritor, como profesional, pero por encima de todo
como amigo y para motivarte a seguir transitando la exigente senda de la
escritura para deleite de tus lectores y de quienes te conocemos y sabemos de
tu acendrado valor intelectual.
Un gran abrazo y mis respetos para tu querida
esposa Doris.
Gilberto Velásquez S