CUENTOS DEL MAR
CAMBIO DE
VALORES
En
la investigación que hice para hacer esta navegación, pensaba, mientras no veía
tierra a mi alrededor, y luego del protervo sueño de ayer, que había conversado
largamente con Linda Rolle, quien trabaja en el Departamento de Housekeeping
del Puerto de Miami y que había nacido y se había criado en Nassau, hasta que cumplió
la mayoría de edad.
Madura,
tal vez un poco mayor que yo, con esos rulos encantadores cuyo nombre
desconozco pero que son populares en sus islas, Linda Rolle, de piel morena y simpatía
epidérmica, me habla del ron de Bahamas, de sus gentes, de los naufragios, que
fue el negocio de la familia hasta mediados del siglo pasado, porque eran
buzos, primero a pulmón libre y luego eran buzos autónomos. Las escafandras
casi no eran necesarias de acuerdo con su opinión, debido a las shalow waters
(aguas llanas), me dice sonriendo. Me habla de la promiscuidad sexual, del
sabor del agua del coco, de la fiesta, de la idiosincrasia, de la risa, en fin,
me habla de la actitud de todo un país repartido en las setecientas islas y
cayos que todos pensamos que guardan los tesoros de aquellos pillos que
vivieron y murieron en la República Pirata, ¿saben qué? creo que en las
personas de Nassau, los de allá, los de la playa frente al fuerte, los de la
playa donde están los insalubres quioscos de comida y los de aquí, los de la
otra orilla como la Señora Linda Rolle que a la sazón es un apellido que
significa el hijo de Rowland y que lo tienen el 44% de los Bahamenses, en todos
ellos la leyenda continua viva.
La
corriente de anoche me saco casi seis millas de mi derrota, por eso navego al
Sur Este buscando el punto de fantasía, el cual describí el día de ayer.
La
soledad es una excelente compañía, porque he tomado papel y lápiz e hice dos
listas. La primera sobre mis valores cuando zarpé de Miami y la segunda mis
valores de hoy y anoté los primeros cinco de ellos, pudiese hacerlo con una
lista de muchos más, pero lo que quiero es hacer con este ejercicio el cambio
que me ha pasado, porque la mar, siempre, sin excepción, produce cambios en sus
mareas, vientos y corrientes, en los corazones y en las mentes también y allí
voy: 1. Riqueza, 2. aventura (y me temo que la he tenido notablemente), 3. éxito,
4. idea de placer, 5. el respeto. Ahora mis valores más importantes el día de
hoy, en esta latitud son 1. La espiritualidad, 2. La paz, 3. la familia, 4. el
entender la voluntad de Dios y 5. la honradez.
Si,
creo que algo ha cambiado en mí, no puedo determinar si es positivo o no, es
simplemente un cambio que acepto y abrazo.
Tengo
una gran expectativa de llegar a tierra, pero más aun, tengo una fuerte
esperanza de navegar, por aquello que dijo el Almirante Cristóbal Colón:
"La mar dará al hombre la esperanza, como los sueños al dormir"
aunque el de ayer no fue reparador.
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