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Monday, July 10, 2023

UNA TORCIDA SATISFACCIÓN

 

UNA TORCIDA SATISFACCIÓN

            Llamé al barman para que me apartara mi puesto en la barra del bar. Dos asientos serían suficientes para reunirme con ese joven poeta del cual hemos recibido una muy decente obra, aun en revisión, de título ‘’Claudicaciones’’, sí, un muy buen título que encierra conductas muy humanas y allí estaba yo, saboreando un escocés mientras pensaba en tantas letras que me han llevado con su corriente, que me han llevado con su efecto de Bernoulli, mágico, indetectable, al sitio donde me encuentro hoy.


            En la esquina izquierda, al fondo de la barra de unos adoquines de colores ocres, bajo la tenue luz, aunque eran las tres de la tarde, pero esta, la luz, se transfiguraba por intermedio de unos ventanales color ámbar, estaba un individuo de traje y corbata, quien escribía con denuedo y con esa actitud que bien conozco, cuando la prostituta de la musa se acerca a decirte vulgaridades al oído que excitan tus sentidos, que te enamoran como a un adolescente y te convencen que si no lo escribes, pues, pueda olvidarse, sí, bien conozco ese sentido de urgencia tan grato, que por cierto ya hace demasiado tiempo que no lo tengo y me llevé el trago a la boca, tomé un buen sorbo de la mágica mixtura con soda y hielo y lo puse sobre la barra, cuando me percaté de su bolígrafo verde igual al mío. Un buen bolígrafo hecho exclusivamente, con punta media y tinta negra indeleble.

            Mario, el barman amigo de tantos años y de tantas conversaciones que me ha escuchado con los escritores a los que cito, limpiaba una bella copa de vino en forma de balón, porque si comía, él sabe que allí serviría mi vino, para acompañarla, me refiero a la comida.

            No había música, solo el letargo del silencio de esa calurosa tarde allá afuera, Mario, el escritor de servilletas de papel y yo, esperando al poeta joven, porque siempre es conveniente como escritor, enterarnos de las motivaciones de los otros y más cuando van a formar parte de la pequeña pero exclusiva tripulación de la editorial.

            Seguí cavilando sobre lo que escribía el absorto caballero. Me sentí tentado a levantarme y hurgar sus papeles, sus manuscritas servilletas que Mario le dotaba a montones, porque se había ido al baño, sí, pero no lo hice, entendí que sería una inmadurez imperdonable e inexcusable, pero pude ver el bolígrafo, el verde como el color del dólar y recordé a Julio Verne, porque lo que hace este caballero solitario debería ser el común de una sociedad inteligente, sí, Verne escribió: ‘’Todos sabían leer y escribir, pero nadie ejercía’’ y sonreí al mismo momento en que llevaba mi trago a la boca.

            Mi orgullo se exponenció, al poder ver que el bolígrafo del furtivo escritor servilletero, decía en letras blancas JURADO GRUPO EDITORIAL, por cuanto lo había dejado sobre sus papeles y allí sentí una torcida satisfacción.

            A ti que me lees, te digo, que estás a una llamada, a un correo electrónico o a un click de ser un escritor, comunícate con nosotros, para ayudarte en ese inolvidable proceso.

juradopublishing@yahoo.com

           

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