SENTIMIENTOS DESCONOCIDOS
Por: Carlos Romero Ortega
Escritor de jurado grupo editorial
En toda nuestra larga
vida, nos toca descubrir sentimientos que no conocíamos o que aunque supiéramos
que existían nunca los habíamos palmado en carne propia.
Desde el momento que
nacemos, estamos expuestos a estas experiencias, buenas, malas o simple
viceversa a conveniencia.
Queremos a nuestros
padres, nuestros hermanos, nuestra primera(o) novia(o), nuestros amigos,
nuestros compañeros de trabajo y nuestras esposas e hijos, pero estos son
sentimientos que de alguna forma conocemos, sabemos que pronto tocarán nuestras
almas.
Existen otros sentires
que vienen disfrazados de alegría o dolor, como cuando nuestro equipo deportivo
gana las competencias y se titula campeón, esto llega a ser amor con euforia,
pero a veces, terminamos nuestra relación con una novia o esposa, o perdemos un
familiar, se convierte en un sentimiento de amor y dolor, estos son ejemplos
burdos entre otros que podamos convivir.
Tuve que experimentar
uno jamás vivido, así como te puede llenar de euforia y la más profunda
sensación pasional, de orgullo y satisfacción, también me ha dejado hoyos del
alma muy profundos y que corroen lo más profundo de mi ser, transpirando un
aliento amargo y dulce sobre mi rostro, con la sensación de no saber si reír o
llorar mientras mi mente cruzada de pensamientos y mi cuerpo doblegado ante la
más cruda realidad.
Afortunadamente tengo 2
hijos varones, son de madre diferente, pero fueron criados como si se hubiesen
gestado en la misma mantilla, no fue fácil, pero se logró, después de un tiempo
llegué a pensar, ¿Cómo podían parecerse tanto?, lógicamente, no fue solo mi
trabajo, toda la familia contribuyó a esto, ellos poseen la capacidad de
experimentar a su edad un sentimiento desconocido, ¿será suerte?
Por motivos ajenos, no
vivimos es la misma ciudad, pero siempre ha existido la posibilidad de estar
conectados, a través de ayudas tecnológicas, con todas las comodidades que la
vida moderna nos permite; también y mejor aun, una visita del hijo que se
encuentra lejos y que viene a visitarnos por un mes, 30 días disfrutando, 720
horas divirtiéndose, 43200 minutos de "amorochamiento" ilimitados,
sin embargo, llega el momento de despedirse, un día, mi hijo menor abraza al
mayor con el dolor de saber que se marcha y llora porque no lo verá por un
largo tiempo, con solo la esperanza de que regrese pronto para reunirse, mi
hijo mayor abraza a mi hijo menor tratando de demostrar un poco mas de fuerza
para no permitir el quiebre total de los ánimos y llora porque sabe que no lo
verá por un largo tiempo, peor aún, él en realidad no sabe cuánto es ese
tiempo, es entonces cuando me percato a lo que mis hijos se acaban de
enfrentar, son sentimientos desconocidos.
Observo, no sé si
alegre, no sé, no recuerdo, si llorando; que alegría saber que mis 2 hijos se
quieran tanto, !que logro, !que satisfacción, pero que estúpido, que inepto,
que ineficiente que no pueda hacer nada para evitar su despedida, por primera
vez en mi vida estoy sintiendo algo desconocido, mis hijos se aman y no puedo hacer
nada para que estén juntos, solo me queda rogar a Dios para que esta conmiseración de mis hijos continúe
creciendo y me de fuerza para seguir luchando para que así sea.
Buen viaje Hijo Mayor,
Fuerza Hijo Menor y Dios los Bendiga a ambos.
Consigue
mi trabajo en Instagram linktree: linktr.ee/sistemasimbac Carlos Romero Ortega
No comments:
Post a Comment