CUENTOS DEL MAR
JOLLY ROGER A TOPE
Estoy
por decir lo menos estropeado. El reloj de a bordo, programado para levantarme
cada veinte minutos, sonaba infame y despiadado, lo que, para mi ritmo
circadiano terrícola, eran segundos, pero amaneció con seguridad.
De acuerdo
con mi estimada he navegado desde mi salida de Miami, a razón de entre tres a
tres punto cinco nudos, tan solo treinta y ocho millas y cuando corroboré mi posición
estimada con la electrónica, a la media noche como les dije en el anterior
escrito, estaba a babor de mi derrota unas ochocientas yardas, de forma que
vamos bien.
Espero que el viento suba, porque de
seguir así, tardaré cuarenta y ocho horas en llegar a Nassau. Normalmente subirá
su intensidad, no nos preocupemos por ello y daremos al menos cinco nudos, por
los momentos y a esta hora del amanecer, creo que no hay café en tierra que
sepa como mi café a bordo.
Ya voy por la pagina 224 del libro
de Pérez Reverte, el que les dije que leería titulado ‘’El problema final’’,
definitivamente la buena fama que tiene no es en vano, escribe con suma
destreza y habilidad.
No hablo con un humano desde ayer y
eso me da risa, porque de acuerdo con mi esposa yo hablo mucho, requiero la interacción
social, dice ella, pero yo creo que ella, mi esposa, habla más que yo, en todo
caso, en este silencio, donde solo se escucha la sinfonía de las jarcias, el
choque tenue del agua con la proa que la corta y la cafetera cuando cuela, su conversación
me hace falta y entiendo que mi psiquis se resiente al pasar de ser una persona
conectada todo el tiempo a ser un silencioso asceta navegante, una suerte de
monje con voto de silencio o ¿es que acaso voy a hablar solo?
Hablando de silencios, por radio me
llaman y me reportan que están por mi estribor. Es un yate como de pesca, mas o
menos de cuarenta pies de eslora, blanco y rápido, a una milla y media, se ve
que tiene prisa por llegar a Miami. Yo me reporto feliz y contento y les deseo
buena mar y corro raudo a izar a tope mi ‘’Jolly Roger’’, para que sepan que
soy de temer y me rio solo, tal vez como los locos, porque para navegar en
solitario se debe estar un poco loco.
El yate de nombre Silver II, se ríe
conmigo. Un tal Captain George le comanda, porque hablamos en inglés y George
es originario de Naples un puerto de mar al oeste de la Florida, encantador, al
que voy con frecuencia a disfrutar de su exclusiva gastronomía.
La bandera Jolly Roger es la de los
piratas, esa que es negra con una calavera y un par de tibias cruzadas y lo que
te digan será mentira, así la llamaban los piratas de Nassau y te lo doy como
un buen dato de lo que vendrá. Izaban su Jolly Roger flag, porque como lo
dijera Bacon: ‘’Los hombres temen a la muerte, como los niños a la oscuridad’’
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