EL DISFRAZ DEL MIEDO
Recientemente escribí un artículo sobre la inevitable
muerte titulado " No mueras de viejo tan joven" y es que personas jóvenes
comienzan a morir por dejar de vivir, pues uno de los miedos que nombra Napoleón
Hill en su obra cumbre: "Piense y hágase rico" es precisamente el
miedo a la vejez, pero también el miedo a la enfermedad, el miedo a la pobreza
pero deseo remarcar en estas letras el miedo a la soledad, porque el disfraz
del miedo es la perfección y estamos solos porque los amigos no se comportan
como nuestro criterio manda, pero más aun nuestro ego. Estamos solos, porque
esos amigos no tienen el contenido que
yo deseo, no conversamos de lo que me gusta, no beben los vinos, no tienen el
dinero, siempre pago la cuenta, no tienen el humor que quiero y así en ese
interminable rosario de defectos y quejas, decidimos estar solos y pensamos que
es preferible a estar, lo que nuestro criterio dicta como "mal acompañados"
No
conseguiremos a ese amigo perfecto porque no existe, además debo aclararle que
usted no solo es imperfecto sino que tampoco califica en los criterios de sus
amigos como tal, aunque usted lo crea, de forma que debe tomar simplemente dos
decisiones a saber: la primera es quedarse absolutamente solo y tomar la vía más
rápida hacia la vejez y la muerte, tomar la vía más rápida hacia la demencia
senil, hacia los dolores articulares, hacia la amargura o esta que me gusta más
y además la ciencia moderna recomienda: la socialización en la edad adulta, el
enamorarnos, el poseer un proyecto y si este es uno intelectual como escribir
sus memorias, es mejor aún, el moverse, y esa mágica coordinación cerebral, somática
y espiritual que da el bailar, para ello les tengo buenas noticias, siga
leyendo o fallezca, pero sin molestar por favor.
La
gratitud es uno de los secretos que olvidamos en la adultez, porque muchos
piensan que el planeta les debe su encomiable esfuerzo de la juventud, de la
edad más productiva, pero sigo con buenas noticias: el promedio de edad para
ganar el premio Nobel de literatura es de sesenta y dos años, porque el haber
envejecido no nos hace lisiados, hay cosas que hacemos mejor ahora que cuando jóvenes,
simplemente porque hemos vivido más y cuando la gratitud entra a la casa de su
mente, la perniciosa queja que acompaña a una gran cantidad de personas adultas
mayores, pues, esta sale despavorida por la ventana.
Hay
un movimiento, que ya se ha hecho público y conveniente. Un movimiento
indetenible, llamado "El club Tobías'’ al que observo con detenimiento,
porque sus miembros que con esa actitud de gratitud, bailan, ríen, se enamoran
de ellos mismos y se recuerdan que están tan vivos como cuando eran ejecutivos,
presidentes de compañías o famosos abogados, apartan el disfraz del miedo, el
cual es la perfección y se aceptan como deberíamos hacer todos y viven, porque
la vida es un viaje y como escribió Lao Tze: "Un buen viajante no tiene ni
planes fijos ni la intención de llegar".
www.juradogrupoeditorial.com
Hola Bernardo, aunque lo conozco, me quedé con ganas de una explicación más detallada del Club Tobias. Me encantó el escrito, totalmente cierto. Saludos
ReplyDelete