LA VIDA ES
UN BAILE
Pareciera
que hay personas que poseen un interruptor de felicidad, de hecho creo que
todos lo tenemos y con visión selectiva vamos a lo malo, a la crítica, al
maltrato. Cuando vienen mis coterráneos hasta las costas floridanas se les ve en
la cara, maltratan, no sonríen y es que no puede ser de otra manera, porque
solamente maltrata quien ha sido maltratado.
En
lo personal siempre tengo mi interruptor de felicidad en “on”, siempre estoy
feliz, porque entiendo que es una actitud individual, es un trato, un pacto, un
secreto contrato conmigo mismo y por ende celebro, por aquello que escribió
Francisco Urondo:”Si Ustedes lo permiten, prefiero seguir viviendo”
Ahora
leo un compendio de eximios cuentos del inmortal Mario Benedetti titulado, “El
porvenir de mi pasado” y he conseguido unas cuartillas en soneto que el
Uruguayo fantástico se dio a llamar “Brindis” donde entre otras cosas dice
brindar por el amor que se desnuda y por el invierno y sus bufandas, por las
remotas infancias de los viejos y las futuras vejeces de los niños.
Creo
que la actitud para la queja es española, es ibérica y con z, somos como ellos
o tal vez somos ellos, pero la queja nada deja, nada construye, nada idealiza,
se los explico mejor: en esta semana, haciendo mis locos ejercicios de
templanza decidí hacer un ayuno de malas noticias, me dediqué a la lectura, al
silencio por horas, a hacer lo que San José María Escrivá de Balaguer llego a
llamar la santidad de las cosas ordinarias y los resultados han sido óptimos,
medito con mayor profundidad y mi trabajo intelectual fluye como la música del
baile de mi vida.
“En
esto de vivir todos somos aficionados”, así lo decía Charles Chaplin, la vida
es tan corta que no da para más. Ya no lucho, no porque haya perdido la
voluntad, sino porque conspiro con lo inevitable, ya no discuto, porque si mi
punto de vista no le parece apropiado le doy la razón con todo gusto aunque
sepamos quien la tiene, sonrío ante lo predicho y camino sin pesos, porque yo sé
que pertenezco a algo aún más importante que la fútil discusión, porque somos
primero seres espirituales, disfrazados con este cuerpo.
Como
es de esperar hago el trabajo correspondiente para que las cosas se den, pero
de no ser así, disfruto el camino. Sigo sonando, sigo amando lejos de los
odios, del chisme y el ruido de la lisonja y el truco, del alboroto del rumor y
la envidia.
La
vida es un baile y Alejandro Dumas (hijo), escribió algo para la reflexión más
profunda: “La vida es fascinante, solo hay que mirarla a través de las gafas
correctas”
Por
los momentos me ejercito como si fuera a ir a las próximas olimpiadas y mi vida
dependiera de ello, leo como si las letras se fueran a acabar, oro como un
profeta en el desierto y me rio como si fuera la encarnación de Guillermo Álvarez
Guedez o tal vez de Verdaguer.
¡Los
invito a bailar este paso doble del vivir!
me anoto!
ReplyDeleteme anoto...uso lentes multifocales para ver bien lo que se me presenta, lejos, media distancia o lejos y afortunadamente medio se bailar al ritmo que disponga el director de la orquesta que esta en el cielo...saludos JR y a seguir bailando por mucho tiempo...y si me pisan en la danza, me quejo para mis adentros..
ReplyDeleteExcelente!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ReplyDelete