LA CARA DE LA ENVIDIA
Resulta
que no tiene cara, al menos una cara, posee muchas, variopintas, sonrientes,
amigables, con frecuencia llena de esa caridad extraña pero grata.
El
problema de este pecado capital es que todos los pecados son hechos contra los demás,
pero en este caso no, observen: entre los diez mandamientos, no matarás, ¿a quién?,
no robarás, lo de los falsos testimonios, ¿contra quién?, honrarás a tu padre y
a tu madre y así por el estilo, pero en el caso de la envidia, al igual que la
gula, la soberbia, la avaricia, la ira y la pereza, podemos estudiarlas, dándonos
cuenta que la agresión de estas actitudes y conductas, son precisamente contra
quien las comete.
Me
voy a tomar esta poción de veneno para
que fulano se muera y ya podemos adivinar el resultado de la acción. Pues, así
es la envidia, porque el envidioso quiere vivir lo que para él es la exitosa, cariñosa,
próspera vida del envidiado, es una suerte de intentar con su odio y sus bajas
pasiones, anular al otro y normalmente no puede lograrlo, lo que le trae mucha frustración
al envidioso.
Otro ángulo,
no menos interesante. Me atrevería a asegurar, que este fenómeno universal y de
todos los tiempos, la envidia, es lindante al odio y allí debemos detenernos,
porque no solamente odiaría al envidiado, sino que se odiaría él mismo por no
ser tan capaz, tan proactivo, tan inteligente, simpático, saludable y podrán ustedes
mismos seguir agregando adjetivos.
Ahora
los tontos, pero con más frecuencia lo he escuchado en tontas, están en una
suerte de pendejera ibérica, diciendo cosas tan dicotómicas como esta: ‘’me da
envidia sana’’ y cuando digo ibérica es por lo que escribió Jorge Luis Borges
al respecto y que se los regalo con todo gusto, allí les va: ‘’ El
tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la
envidia. Para decir que algo es bueno dicen: "Es envidiable". (Jorge
Luis Borges)’’.
Ciertamente,
da miedo, pero en el caso de los escritores debemos aprender a escribir y también
aprender a ser envidiados, o es que acaso alguien que lea nuestros libros, que
nunca haya escrito nada y que opine para mal de ellos, ¿no nos envidia? El ver
muchas carreras de Fórmula 1 por televisión no nos hace pilotos, el ver muchos
juegos de fútbol no nos hace futbolistas y el leer muchos libros no les hace
escritores ni críticos literarios.
Tranquilos todos, mantengan la calma, mis queridos escritores de Jurado Grupo Editorial, porque solo se le tira piedras al árbol que da frutos y los envidiosos no los comen, por aquello que dijo Quevedo: ‘’La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come’’.
Si algún
sentimiento debemos escoger entre la envidia y la lástima, nunca duden que es
mas honroso el oscuro sentimiento de que nos envidien, nos odien, nos teman,
pero jamás de los jamases den lástima alguna, he allí una gran sabiduría de
auto estima.
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