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Sunday, November 12, 2023

EL SÍNDROME DE DIDEROT

 

EL SÍNDROME DE DIDEROT

            Toda la vida fue pobre, muy pobre. Nunca tuvo apetencias por el dinero, lo que para mis gustos es un serio problema. Dedicado absolutamente a la literatura y descuidando las otras áreas de su vida.

            Yo creo que esas personas que intentan sin éxito ponerte en la disyuntiva irracional de que el dinero no da la felicidad o esta otra que es más radical, ¿Qué prefieres: la salud o el dinero? Como si estos fueran excluyentes. Es como preguntarle a una persona que ya ha cumplido los ochenta años: ya que tienes ochenta y no correrás un maratón por razones obvias de tu edad, ¿Qué prefieres: los brazos o las piernas?

            La felicidad no lo da nada, es tu actitud, tu elección, pero debo agregar que la felicidad con dinero para mi gusto es mucho más dulce, más grata, más activa, más profunda y más divertida, de forma que para mi, el dinero sí es muy importante, pero a lo que vamos, que el síndrome de Diderot te afecta aunque no lo supieras, de hecho, yo me enteré ayer leyendo mis cincuenta páginas del libro de esta semana, titulado ‘’Hábitos atómicos’’ de James Clear en su versión en inglés.

              Todo cambió para él, una noche de 1765.

          La hija de Diderot estaba a punto de casarse y él no tenía dinero para pagar la boda. Muy a pesar de su pobreza y su falta de visión para los negocios y la inversión, Diderot era muy conocido, era famoso por su papel como cofundador y escritor de la ‘’Encyclopedie’’ una de las más exhaustivas y completas obras de su tiempo. Cuando Catalina la Grande, la Emperatriz de Rusia, se enteró de los problemas financieros de Diderot, se ofreció a comprar su biblioteca personal por 1000 libras y el pobre, ahora rico, no solo pagó la boda de su hija, sino que se compró una bata de terciopelo escarlata que le costó una pequeña fortuna.

            La bata era tan hermosa que pronto se dio cuenta cuan fuera de lugar se veía rodeada  de sus humildes posesiones y comenzó a sentir la urgencia de mejorar sus posesiones y compró alfombras, muebles nuevos y ya que estaba en eso, compró un espejo y lo puso sobre la chimenea, una conducta que en estos tiempos pudiésemos llamar de nuevo rico, que no es mala ni buena, simplemente sin objetivo como siempre lo fue su pobreza, porque la pobreza es indefendible y tiene que ver con tu visión, con tus hábitos, con tu manera de ver y disfrutar o no la vida, tiene que ver con tu flojera y tu apatía.

            A todos nos ha pasado, ya que compramos la casa, hagámosle la piscina, ya que pusimos la piscina hagámosle una parrillera, ya que hicimos la parrillera, le falta una nevera para las cervezas y así es ese espiral absurdo, nos dejamos envolver por el síndrome de Diderot, en lugar de hacernos de activos que paguen esos pasivos que adornan nuestra vida gratamente.

            No caigas en el síndrome hasta que tu capital se reproduzca.



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