LA MÁQUINA DEL TIEMPO Y LA MUERTE DE
HANS
Al ver su reloj, se dio cuenta que
no le había dado cuerda al amanecer y por ende no sabía cuánto tiempo de vuelo
tenía, de manera que había perdido toda referencia en su maltrecho avión de
entrenamiento, traído del frente del África, si, su muy usado Messerschmitt BF
109. Había comenzado a nevar y también las referencias visuales desaparecieron
bajo la blanca nieve.
Los relojes "flieger" fueron una parte esencial del equipamiento de los pilotos alemanes, no obstante, ya los problemas económicos y la escasez de combustible se hacían notar para octubre de 1944 y solo a los más expertos se les dotaba de esa casi perfecta máquina del tiempo, donde ellos, los líderes de grupo, sincronizaban en sus flieger modelo B de doble esfera.
En la
investigación de mi novela "Volando en el ataúd" consulté a muchos pilotos
aviadores de extensa experiencia y en particular mi compañero, el coronel
Alberto Lovera, me había hablado de este tipo de relojes usados por los
alemanes para determinar la mágica ecuación de distancia es igual a velocidad
entre el tiempo y con ello tener una fija que les ubicara geográficamente, además
poseían iridiscencia para ser usado en las noches, toda una revelación tecnológica
para la época.
A Hans Wunderlich,
joven de 19 años en entrenamiento en la Base Aérea de Aalborg no le dotaron del
prenombrado reloj y su cadáver fue encontrado dentro de su avión enterrado en
el fango de la nieve en enero del 2017, llevaba en su muñeca izquierda un reloj
civil que le había regalado su padre y que llevaba por la parte de abajo las
iniciales HW. Esta historia es absolutamente verídica.
Anoche
cumplieron cuarenta años de matrimonio mis amigos Alberto y Elena, la fiesta
fue glamurosa, encantadora, amenizada por un violinista de eximio gusto. La
piscina alumbrada con luces que simulaban velas a su rededor, los invitados tan
amables y risas, muchas risas con humor del primer mundo, de repente Alberto,
mi amigo, el coronel piloto aviador de plataformas de alto performance, una
leyenda que además se graduó en el Curso de Comando y Estado Mayor Naval, por
cuanto es calificado por la US Navy, siendo de la Fuerza Aérea, me llamó aparte
para decirme que no estaría en enero para mi sexagésimo cumpleaños y que se perdería
el evento y acto seguido me entregó un estuche, como regalo de cumpleaños, mi
primer regalo de cumpleaños.
Dentro de la caja, me conseguí con un papel que tapaba su contenido y que era un pequeño documento de garantía, al levantarlo estaba él, el reloj, un "flieger" con correa de cuero de carnero original. Es un modelo "B" de doble esfera y confieso que aun me encuentro en una pieza. Hoy en la mañana me levanté como niño el 25 de diciembre, luego de la llegada del niño Jesús y aun me encuentro emocionado por tanta gentileza de mi amigo y no puedo dejar de recordar a Hans, cuya vida hubiese sido salvada por un reloj como el mío.
Bernardo Jurado es el autor de Volando en el ataúd, a
la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de Miami y el mundo. juradopublishing@yahoo.com
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