HASTA DONDE
ME LLEVE EL VIENTO
Íbamos
con rumbo sur y teníamos la mayor y foque dados al viento. Federico, colega y amigo del Uruguay, servía unas
bebidas en la cocina y yo estaba al timón, entregado al pensamiento y al
privilegio del silencio cuando se navega a vela. La intención era fondear en
Nixon Beach, un apacible y manso paraje protegido de los vientos y olas,
encerrado en un perfecto parque, lleno de casas lujosas. Desde mi posición faltaban
unas cinco millas y estábamos dando cinco nudos de velocidad, de manera que tendríamos
una larga hora para llegar.
Le
comento a Federico si conocía a su compatriota Eduardo Rejduch de la Mancha, un
famoso navegante solitario uruguayo, el primero que cruzo el Atlántico con un
velero de tan solo 8 metros de eslora, o sea 24 pies y la respuesta no se hizo
esperar, para contestarme que había leído su libro y que lo tenía en el
camarote.
Eduardo
Rejduch, salió de las costas americanas proveniente del Canadá con rumbo a
Europa, no tenía ni la más peregrina idea de cómo navegar, era un suicidio
lento y seguro y se fue a la mar tan solo con un sextante de $19 y algunos
libros cuyo contenido desconocía.
La
mar y el espacio han sido conquistados por hombres lindantes a la locura,
hombres y mujeres de riesgo y llegó a las costas españolas y fue a Sur África,
el Índico, al reino de Tonga, las Marquesas, Tahuata, Nuku Hiva, Ua Pou, Bora
Bora, Tapana, Vanuatu, Australia, Indonesia, Timor, Sumbawa, Lombok, el
estrecho de Malaca del que alguna vez escribí en mi novela y podemos seguir
nombrando sitios exóticos.
Fueron
veinte largos años navegando por el planeta, por todos sus sitios y como siempre lo digo, yo estaba allí, porque
leer a un navegante es un privilegio dado solo a aquellos que hemos pasado
largos periodos en la mar.
“Hasta
donde me lleve el viento” es una obra excepcional llena de la aventura alocada
de un hombre sin miedos y es el más reciente libro que he tenido el privilegio
y la inmensa diversión de leer.
Recomiendo
ampliamente esta laureada obra editada profesionalmente por los colegas de
AGUILAR.
No
puedo esperar la ancianidad para hacer algo similar y dejar que el viento me
lleve.
Dicen que no hay destino para quien no sabe a dónde va. Tu ya has llegado porque siempre tuviste claro el rumbo. Buen viento y buena mar y que te lleven doquiera enrumbes tu nave. A velas preñadas de viento y ve estibando sueños a bodegas llenas y tráenoslos a nuestra rada y cuéntanos de tus vivencias de marinero de luces.
ReplyDeleteDicen que no hay destino para quien no sabe a dónde va. Tu ya has llegado porque siempre tuviste claro el rumbo. Buen viento y buena mar y que te lleven doquiera enrumbes tu nave. A velas preñadas de viento y ve estibando sueños a bodegas llenas y tráenoslos a nuestra rada y cuéntanos de tus vivencias de marinero de luces.
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