LOS
MISERABLES DE HUGO
Recuerdo
haber comprado la obra, encuadernada en cuero y matizada con letras doradas. La
guardaría para mis hijos, debía estar en la biblioteca de un escritor.
Fue
ambientada en el Paris de 1832, aunque fue publicada en 1862. Llegó a Decir Víctor
Hugo que se inspiró en el criminal Vidock, quien se redimió y hasta llegó a
fundar a La Policía Nacional Francesa. Posee un estilo romántico y arguye con
argumentos sólidos, razonamientos sobre el bien y el mal, sobre la política, la
ética, la justicia y la religión.
¡Era
la época de la revolución francesa!
Jean
Valjean es el protagonista que desarrolla en su rededor la trama y para no
fastidiarles la considero como la obra por excelencia del poeta, político y
escritor Victor Hugo, ¡una obra para la vida!.
La
semana pasada tuve la oportunidad de dar una conferencia sobre ética y citando
al filósofo y gran novelista contemporáneo Fernando Savater, “la ética es la complicidad
con el proyecto” y yo le agregaría: ¡cualquier que este sea!
Hugo,
trajo a los maleantes como Vidock y junto a él toda una banda de rastreros
pillos, que ascendieron en la matanza de la decencia, avalados también por la revolución,
robaron, mataron, crearon odios entre ciudadanos, lucha de clases, atacaron y
exterminaron a los artesanos y comerciantes más prósperos, modificaron las
leyes a su antojo y crearon entonces el caldo de cultivo donde la prostitución y
la droga siempre crecen y se reproducen.
Al
final todo saldrá bien, porque si aún las cosas no van bien, es porque no hemos
llegado al final, pero los miserables deberán redimirse y el cauce de este río
desbordado entrará en razón.
Hugo,
falleció y no por lo que entró a su boca, sino por lo que salió de ella.
Maldiciones, amenazas, vejaciones, insultos y maledicencias en tropeles nunca
antes visto. Murió jóven, murió solo y en otro país y yo sigo ojeando las
páginas de la novela para intentar descifrar el porqué de tanta ineptitud y
maldad.
A
la muerte de Hugo le suceden los pranes que han convertido a todo el país en
una cárcel donde los maleantes campean
en busca de sangre nueva y los decentes están tras las rejas de sus casas,
atemorizados y absortos en la depresión que siempre regala la impotencia.
Las
historias de Los Miserables de Víctor Hugo, empapelan la vida con la virtud,
pero después de las protervas historias llenas de las bajas pasiones y malas entrañas,
llenas de la persecución y la deslealtad.
Hugo
Chávez, el Hugo zambo al que me refiero entre líneas, no es un héroe, tampoco un santo, aunque el Ex
Vicepresidente consorte Jorge Arreaza asegura que ha hecho milagros y yo estoy
de acuerdo con él, porque nunca antes un individuo tan escaso hubiese podido ser
Vicepresidente, como tampoco Nicolás Maduro Canciller y luego Presidente, si el
miserable Hugo no hubiese ascendido al poder para hacer a todo un país igualado
bajo la tundida administración que los ha hecho pobres.
Vidocq, mon cher ami...Vidocq
ReplyDeletecorrecto, excelente remate conclusivo.....y seguimos empeorando cada dia....màs autorecluidos enrejados...màs escasez...Vs menos poder adquisitivo..
ReplyDeletechapeau!
ReplyDeleteExcelente!!!!!
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