UN TRIBUTO JUSTO

 

UN TRIBUTO JUSTO

            ¿Cómo podíamos faltar si es uno de mis amigos admirados?, y fuimos como todos, bien vestidos a  celebrar su vida y su sapiencia, a celebrar que a todos ha ayudado, a todos ha aconsejado y sin quererlo seguramente, se convirtió en un referente periodístico y en uno intelectual. Un escritor de pluma mágica para sus novelas y de pluma cortante en sus ensayos y columnas del Nuevo Herald.

            Allí, en el bello Museo de la diáspora cubana, muy cerca de casa, nos reunimos para agasajarlo.

            En aquellos años cuando comencé a escribir, le llamé sin pena alguna, porque si alguien podía guiarme era él, Carlos Alberto Montaner y estamos hablando del 2008 tal vez. Me indicó con quien tenía que hablar y así lo hice, pero como era tan desconocido por estas tierras, me ofrecieron muy poco por mis letras, cosa que, con trabajo y disciplina, sin receso y audacia, cambió en poco tiempo, gracias a él y pasé a ser el escritor que mas ganaba en el Sur de Florida, con aquel desaparecido periódico en la Ciudad del Doral.

            Su humor es el de los inteligentes y me temo que fue heredado de su padre, quien también era un veterano del periodismo y tenía un semanario desde donde hacía mucho daño a la dictadura cubana y desde donde se creaban no solo importantes matrices de opinión y de investigación, sino muchos odios cuando se les pisaban los callos a los culpables y un buen día, un envidioso encubierto le preguntó: ¿Montaner y que día es que sale tu periodiquito?, a lo que el padre del escritor contestó: ‘’Mi periodiquito sale los martesitos hijo de putica’’

            Anoche fue memorable, hablaron muchos buenos oradores para desgranar sus inmensas capacidades como periodista, como intelectual cubano, como luchador por la libertad, como mentor de muchos entre los que me encuentro y como padre, por parte de su hija, la también periodista Gina Montaner.

            Cuando tomó la palabra hizo lo que sabe, comenzar a hacer chistes finos y argulló que para recibir un tributo como el que le hicimos, se debía primero pensar en una venganza.

            Mi amigo Carlos Alberto, novelista insigne, cuya pluma me ha influido como escritor, se va a Madrid, un poco enfermo y como siempre se burlará de la muerte como lo hizo anoche.

            El evento fue patrocinado entre otros por la Fundación Internacional por la Libertad, El Diario las Américas, La Miami Simphony Orchestra, Infobae y por supuesto el Inter American Institute for Democracy.

            Gracias Carlos Alberto, por tanto, gracias por tus letras, gracias por tu vida y por Miami, gracias, amigo querido por ser tan buena persona y gracias a Linda, su esposa, por las elegancias y las sonrisas.

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