Friday, July 19, 2024

CUENTOS DEL MAR, UN MUERTO EN MI DERROTA

 

CUENTOS DEL MAR

UN MUERTO EN MI DERROTA

Es casi medio día…déjame ver mi reloj: son las 11:45 antes Meridian y me sobrevuela un avión del guardacostas norteamericano que se comunica conmigo, por canal de emergencia VHF marítimo 16, puedo verlo a unos 1500 pies de altura que es la estándar para hacer ese trabajo. Da vueltas sobre mi posición y me hace el procedimiento internacional normal llamado TRAFMAR que traduce tráfico marítimo y me hizo las preguntas de rigor: ¿cuál es el nombre del barco?, ¿bandera a la que pertenece?, ¿mi nombre y nacionalidad?, ¿puerto de salida? y cuando me preguntó que tipo de carga llevo, me provocó contestar a un escritor que tiene veinticuatro horas sin bañarse, pero no, ellos están haciendo un buen trabajo y a mí me reconforta que me cuiden en esa desolada latitud donde me encuentro navegando.

Fui a mi viejo libro y conseguí a un avión muy parecido, parece un modelo C-144 Ocean Sentry de búsqueda y rescate. El oficial al mando, muy amable, me informa sobre un naufragio que ocurrió en la zona y que por favor asista con cierta precaución si acaso lo consigo, por cuanto el reporte fue muy irregular.

Desde uno de los setecientos cayos de las Bahamas y por celular con posición aun no determinada, de forma que puede tratarse de tráfico de personas desde Cuba o tráfico de narcóticos.

Como ya saben, me encuentro en el medio de la nada entre los Estados Unidos de América y Nassau, navegando a unos lastimeros cinco nudos a vela, de manera que tengo suerte de que este avión sepa mi posición y la reporte, pero por favor a lo que vamos, que ya el avión se retira y yo debo tomar una ducha.

Continuo a tope en agua dulce y me bañaré con agua de mar usando como jabón un producto llamado ‘’sailor soap’’ de una marca extraña de nombre ‘’Lathers in salt wáter, que me costó $33 dólares por Amazon. Para el escaso cabello que me queda y para evitar la caspa, usaré Head and Shoulders, comprado en Publix de Coral Gables, pero con un vaso de agua dulce.

Me desnudo o, mejor dicho, me quito la única ropa que llevo que es mi viejo short de franela sin ropa interior, lo amarro a un cabo y lo tiro por popa para que se lave en la mejor lavadora de la naturaleza y arraigado a una bita de mi babor que es el sotavento, lanzo un tobo para tomar la cristalina agua de la mar.

Este sailor soap o lo que traduce jabón de marinero, es biodegradable, sirve también para fregar los trastes, es antibacterial y posee una base de potasio y alto nivel de sodio, pero lo más importante es que no da picazón cuando terminas de lavarte con él.

El mensaje de hoy: ‘’En las aguas tranquilas encontramos la paz y la sabiduría que nos preparan para actuar como buenos marineros cuando llega la tormenta’’. No sé de quién es y no me interesa, voy a ducharme.

Tal vez me consiga un muerto en mi derrota.

 

www.juradogrupoeditorial.com




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