CUENTOS DEL MAR
SALMAGUNDI
Qua
final apoteósico, que inesperado desenlace hace Arturo Pérez Reverte. Ya he
terminado su libro, del cual les hablé en capítulo anterior y me temo que es la
mejor novela que he leído en este año 2024 y pido disculpas a mis escritores,
pero así son las cosas, es esta novela, una verdadera clase de ingenio, de
habilidad, de manejo del tiempo y la localidad, la geografía, los esquemas y
los muertos.
Para este momento que ya se hace de
tarde, he navegado noventa y ocho millas, porque el viento como era de esperar
me ha favorecido y hemos dado cinco nudos en promedio, de forma que me restan
ochenta y seis. Como se suele hacer por seguridad luego de la revista antes del
ocaso, le hago a la mayor un par de rizos y pongo el foque a media, para poder
maniobrar en caso de mal tiempo y aunque mi reporte meteorológico indica que
todo estará bien, insisto, prefiero la seguridad y tranquilidad de una noche
pacífica y amable en las impredecibles aguas del triángulo de las Bermudas.
Corrijo, realmente estoy un poquitín más al norte, pero eso del triángulo de
Bermudas le da a un escrito y a una travesía, un abolengo y un riesgo en el
imaginario del lector, muy importante.
Llegaré mañana un poco más tarde de
lo previsto. Si el viento se mantiene estaré arribando al fondeadero pirata a
las 15:00 horas, así que aprovecharé de hacer la cena y el almuerzo. Ya saben
que no tengo nevera, excepto la cava vertical cuyo hielo ya está pidiendo perdón
a la física o tal vez a la química en su cambio de estado. Los huevos frescos
se mantienen bien con ese truco que leí en el libro del navegante uruguayo Roberto
Rejduch de la Mancha, titulado ‘’Hasta donde me lleve el viento’’,
altamente recomendable, seas marinero o no y consiste en sumergir los huevos
frescos, por tres segundos en agua hirviendo, lo que le procura una película que
los hará durar hasta un mes. Las legumbres, las lechugas y todo lo
verde parece un poco marchito. Unas pechugas de pollo cocido que traje en un envase
al vacío, no los perderé, de forma que, al encontrarnos en busca de la vida de
aquellos pillos piratas, prepararé un ‘’salmagundi’’ : ‘’Salmagundi is
a cold dish or salad made from different ingredients which may include meat,
seafood, eggs, cooked and raw vegetables, fruits, or pickles. In English culture, the term does not
refer to a single recipe but describes the grand presentation of a large plated
salad of many disparate ingredients.’’ De manera que haré una comida absolutamente
disparatada y usaré también una lata de atún, para esta noche y para mañana en
el almuerzo.
Creo que yo nunca comería algo así estando
en tierra, pero en la mar, llena de incertidumbres, me parece una oportunidad
aurea, por aquello que dijo el genio Julio Verne: ‘’ El mar es la encarnación de
una existencia supernatural y maravillosa’’. Hagamos que
así sea nuestra propia existencia.
www.juradogrupoeditorial.com
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