UN CAFÉ CON HISTORIA
El Almirante
Chester Nimitz, Halsey, Spruance y muchos otros, todos oficiales navales
norteamericanos, que tomaron café en esas tazas, probablemente nunca lo
hicieron en las que ahora son mías, pero lo que si es cierto y comprobado, es
que de acuerdo con el esfuerzo de combate de la Segunda Guerra Mundial, en los
Estados Unidos de América, muchos fabricaban de todo, obedeciendo los estándares
exigidos por la Marina.
Como es de esperar, la Marina
Norteamericana era uniformada. Todos usaban los mismos lápices, aun se usan los
mismos modelos de bolígrafos, las sábanas eran las mismas para todos los
buques, y las tazas de café también, de hecho, en películas más viejas que yo,
editadas y sacadas al mercado en 1957, como los fue El Motín del Caine, el comandante
del buque, el Caine, desayunaba en su camarote tomando café en ellas, en unas
iguales a las mías y se nota que cuando digo mías, no es por arrogancia, sino
por orgullo.
Quién sabe si alguno de los
oficiales en la encarnizada batalla de Midway, en Saipán, las Marianas, Subic Point,
¿Qué más da?
Tengo un amigo muy especial y naval,
aunque es de la Fuerza Aérea, pero estudió con nosotros y así lo sentimos, lo
queremos, como uno de los nuestros. No sé realmente bajo cual manera le
llegaron las tazas de la fotografía contigua, las compró, tampoco sé a cuál
precio y me las mandó de regalo, porque bien sabe de la emoción de tomar ese café
con historia, con mucha historia, ya que son mayores que yo. Cuando alguna vez
estuve en buques norteamericanos, ya se habían descontinuado, lo que les da
mayor valor y los oficiales tomábamos en una especie de MUG color crema, que
hasta hoy se mantienen.
Sí, pienso en esos valientes que
bajo fuego o tal vez repartiendo fuego con sus cañones, también tomaban el
brebaje para mitigar el cansancio. Pienso en todas esas tazas como estas, que están
bajo la mar en esas aguas, pienso en las que pudieron quebrarse al caer
producto de un bandeo, una colisión, una explosión o peor aún, un Kamikaze,
esos locos japoneses que se suicidaban y embestían a los buques con sus aviones.
En fin, que estoy muy contento de
tener amigos como el coronel Alberto Lovera Osio y de mis tazas que tiene usted
el derecho de pensar que no son gran cosa, a menos que estudie concienzudamente
los sacrificios de estos hombres que tomaron en ellas para que seamos libres
hoy.
Alberto, si alguien tiene dudas de
su originalidad por debajo de cada pieza dice lo siguiente: en una taza ‘’Sterling’’
Liverpool USA, en un plato ‘’Caribe’’ Puerto Rico USA, en otro ‘’Homer Laughlin’’
USA y otra pieza un poco borrada por el tiempo, pero hecha en New Castle
Philadelphia, un esfuerzo de guerra para un gran país que luchó y fabricaba de
todo.
Yo tengo muy buenos amigos, sin
duda, pero en este caso esa amistad ha sido demostrada sobradamente, tocando
fibras importantes cuando tomo un café con historia.
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