Tuesday, June 7, 2016

MORIRÁS MANANA


MORIRÁS MANANA

                        El Doctor que le diga que le quedan seis meses de vida, le está mintiendo, pero a la vez lo está sentenciando, desde su arrogancia asume una estadística inconclusa en el método, nada ni nadie sobre esta tierra lo podrá hacer, pero así se titula uno de los libros de Jaime Bayly, quien se caracteriza por conseguir títulos que sin lugar a ninguna duda causan impacto, “Morirás mañana”.

            El pseudónimo que usaba Gabriel García Márquez, cuando tenía el hermoso trabajo de ser articulista en “EL espectador” de Colombia era Javier Garcés (el protagonista de la novela) y la historia va por ser un traumado escritor como todos los que abordamos este infame oficio, pero todo esto empeoró con la sentencia médica.

            El personaje, (que creo se me parece), no quiere reconciliarse con nada y pareciera no ser un hombre bueno y asegura que la vida es más divertida cuando se tiene un punado de amigos y más enemigos y allí ¡también nos parecemos!

            Asegura Garcés que es justo vengarse y yo no me vengo, primera dicotomía. Asume que la venganza es justicia y una suerte de redención moral y que sus enemigos han elegido serlo y aquí si coincidimos y que la escritura es un oficio vil y que tratan de matarlo como escritor y este punto debemos revisarlo y Jaime le da una vuelta encantadora a la novela arguyendo que Garcés considera que al quedarle seis meses de vida, sus enemigos no merecen sobrevivirle y quiere asesinarlos.

            Son tres los malvados enemigos: el crítico literario que todos merecen morir, un escritor que negó su voto a Garcés para un premio de suma importancia y que ahora vive en un geriátrico y por supuesto su editor que es un ladrón que le ha robado las regalías de la venta de sus libros y que de paso coquetea con su esposa.

            Les conmino a detenernos y a analizar, porque yo he sido alguna vez crítico literario, de hecho en este escrito sin proponérmelo lo estoy siendo, también al votar por tal o cual autor, siempre se perjudica a alguien y además tengo el inmenso defecto de ser editor de mis libros y de los demás.

            Creo que me he visto retratado en muchas de las líneas de la trama sin par, imaginativa y a veces llena del bochorno de las bajas pasiones y del enfermizo ego de todos los escritores, que siempre piensan que son sus libros los llamados por la humanidad a cambiar los rumbos societales.

            Por los momentos espero no morir mañana, pero de acuerdo a las terribles características de las personas amenazadas por Javier Garcés, cumplo con todos los requisitos de culpabilidad extrema, excepto el coqueteo con la esposa, que deberíamos revisar si está realmente todo lo buena que se requiere para correr un riesgo más.

            Jaime querido, gracias por ser escritor, aunque amenaces solapadamente a los editores, a los críticos y a quienes no voten a tu favor.

 

 

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