EL AMANTE JAPONÉS
Como ya la
hora de la vejez ha llegado, está cerca, se asoma tímida y a la vez celosa, con
frecuencia pienso en el momento en que me retire, me aísle, tal vez me quede
sin amigos, sin visitas, sin buenas conversaciones o sin conversaciones porque
todas giraran, (si llego a descuidarme), en las pastillas, ungüentos,
inyecciones que puedan mantenerme vivo y creo que no quiero eso.
Lark
House es el sitio donde quiero ir, queda en California y tiene tres pisos, yo
quiero vivir en el primer piso por varias razones: porque seguramente tendré
problemas con mis rodillas y en segundo lugar porque es un asilo de ancianos
que me permite salir, tener mi carro, manejar, tener citas clandestinas, comer
en buenos restaurantes y seguramente jugar al golf. En el segundo piso están
aquellos un poco más limitados, ya requieren de cierta atención, algunos con
falencias producto de algún accidente cardiovascular, pero que pueden valerse
por sus propios medios y en el tercer piso, donde no quiero llegar, están aquellos
condenados a muerte y allí viene la pregunta de todos y para todos: ¿y es que
acaso todos no estamos condenados a muerte?
Alma
Belasco estaba en el primer piso y cambió la inmensa casa de la familia
acomodada por Lark House, allí pintaba y se compró uno de esos Smart de dos
asientos, un carro que parece más ancho que largo y de repente notaban su
ausencia, todos los lunes llegaban las gardenias y también cortas misivas
firmadas tan solo por “Ichi”
“El
amante japonés” es la más reciente novela de Isabel Allende y se pasea con
maestría por el dinero, el odio, la muerte y el amor entre Ichimei Fukuda y
Alma Belasco.
A
veces no sé qué pensar de Isabel, le he leído cada letra que publica, cada vez
lo hace mejor y no exagero, es una maestra de la adjetivación y siempre desde
mis años de lector al terminar uno de sus libros se me hace un vacío, una
ausencia llena de incertidumbre, porque sé que ya no estará esta noche conmigo,
sus casi cuatrocientas páginas se me hacen cortas y de repente, sin aviso, de
sorpresa, se me acaba toda diversión y la vida comienza a ser normal, llena de
la burocracia, del tráfico de Miami, de los compromisos sociales a los que no
quiero ir. Cuando leo a Isabel no voy a ningún lado que no sea a ese sueño guiado
por ella, porque fue Borges quien lo definió así con maestría, “la literatura
es un sueño guiado” y también llego a decir “que la lectura es una forma de ser
feliz y no se puede obligar a nadie a serlo”
Ampliamente
recomiendo esta obra que ha horadado mi pensamiento, que me ha puesto a pensar
en mi muy próxima vejez, que me ha hecho pensar en divertirme más y mejor y en
que debemos tener amantes, múltiples, muchas de ellas, que nos acompañen en los
días del ocaso.
Pondré el mayor esfuerzo en conseguirlo para poder disfrutar de ese sueño guiado
ReplyDeleteEpale compadre naval, deberias leerte la saga del capitan Alatriste de Arturo Perez-Reverte. Vas a tener un tiempo muy entretenido en la Europa de Felipe IV con un viejo soldado/mercenario del Tercio de Cartagena
ReplyDeleteAmigo mió viejo el viento, y todavía sopla, un abrazo
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