CUENTOS DEL MAR
ZARPE DE EMERGENCIA
La
maldad es multisensorial, al menos así me ha pasado. Vi a la mujer en el alero
del faro. Ese olor ocre, sulfuroso, tal vez, que se me acerca por ráfagas, por
nubes invisibles, ese sabor de boca como si me hubiese metido en ella una
moneda de un centavo de cobre, de forma que hablamos de la vista, el olfato, el
gusto, también puedo asegurar que al verla, no escuché nada y es allí donde esta
lo raro, el viento dejó de bramar, la rompiente de la ola cesó extrañamente.
Todavía hay luz y he llegado al Blue
Book y me voy, me voy lo antes posible, no dormiré en este sitio donde la
maldad se siente, el dolor de almas atribuladas o tal vez soy yo que tengo
miedo y creo que la cosa pinta como para tenerlo.
Como no poseo cabrestante, hago la
maniobra de cobrar el ancla a mano y hay un truco que facilita las cosas, en el
mar, debemos llenarnos de trucos para pasarla mejor ante la rudeza del ambiente.
El velero ha borneado sacando la popa clara de la tierra. He prendido mi máquina
por seguridad, pero me voy, sí, pronto, lo antes posible.
Un grillete, dos, ancla en pendura y
ya la brisa me hace derivar, aseguro el hierro y corro a popa. ¿Recuerdan lo de
las máquinas?, creo que lo escribí hace un par de días atrás: primero el
sentido y luego la intensidad de la velocidad y allí puse atrás despacio y todo
el timón a estribor, sacándole la popa al peligro, paré, cambié de timón a
babor todo y máquina avante toda, para alejarme del cayo antes de perder la visión
diurna y el Blue Book se estremeció obedeciendo mi orden, me entendió que lo más
apropiado y prudente, era alejarnos de allí antes del anochecer.
Me separan de Nassau unas ciento
doce millas náuticas y tendré que pasar otro parte de posición y mis
intenciones al Capitán León, mi controlador desde tierra. Buen tipo ese León,
profesional y sabe cosas que a mi me faltan porque es de ingeniería, o sea, lo
que llamamos en las marinas, un maquinista. Se graduó en la Escuela Náutica, de
forma que no es un marino de guerra, cosa que a mí me conviene porque allí se
presenta otro ángulo de la gente de mar.
En veintitrés horas estaré fondeado
en Nassau a la espera de los servicios de agua, combustible y no sé si comida,
prefiero comprarla yo en cualquier automercado, junto con algún six pack de
cerveza Kalik, que me gusta mucho y se consigue en toda Bahamas y sus más de
setecientas islas.
Me he ido del Great Isaac Cay y
espero que no sea por supersticioso sino por los indefinidos hallazgos de observación,
por lo que dijo Pasteur: ‘’En el campo de la observación, la oportunidad solo
favorece a la mente preparada’’, creo que el Blue Book y yo, observamos y
tomamos la oportunidad de estar a salvo.
www.juradogrupoeditorial.com
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