Saturday, December 16, 2023

UN ACTO HIPNÓTICO

 

UN ACTO HIPNÓTICO

            Estimado lector, no ves ni lees las cosas como son, sino como tú eres. Me ha pasado no solo en este espacio, sino con mis libros y hasta en mis conferencias y discursos, que se me acerca alguna persona a preguntarme porque dije tal o cual cosa que nunca dije y allí caigo en el hecho de que él o ella escuchó lo que quiso escuchar, pero a lo que vamos, porque esto es viejo, no lo inventé yo y probablemente no estoy a salvo y leo, veo y escucho lo que mi cerebro ordena, de acuerdo con mis creencias, limitaciones, cultura, ecosistema donde me mueva.

            Todo lo que experimentamos es fenomenológico, o sea, específico de nosotros mismos y podríamos hacernos preguntas para desarmar el acto hipnótico, cuando ella te diga que te ama: ¿me ama con respecto a qué? O como me ha ocurrido con esa moda absurda de algunas mujeres de hacerse quienes no son: "es que yo soy una madre soltera", como si eso fuese un postgrado y no aguantarías el desarme inteligente como, por ejemplo:


-¿Usted es madre soltera porque nunca se casó con el violador?

-¿Cuál violador?, yo no he sido violada.

-Entonces entiendo que el intercambio de fluidos fue consensuado.

-Sí, por supuesto.

-¿Y por qué no se casó?

-Porque el muy pillo estaba casado con otra y yo tomé a mi muchacho y me fui a Yaracuy y no supo nada más de nosotros hasta que cumplió 18 años.

            Yo conocí a esa persona, era la hermana de una ex mía, rezandera, iba a misa cada domingo, pero todos los viernes iba a una bruja que le tiraba los caracoles, las cartas, los sahumerios y acto seguido venía a contarme como sería mi futuro y que debería hacer en mi relación con su hermana, con mi trabajo, mi vida y yo la escuchaba estoico hasta que colmó mi paciencia y la boté de mi casa.

            Su hijo, un buen muchacho, me temo que no merece a esa madre loca y bruta, pero todos los niños tienen el derecho de conocer a su padre y todos los padres no solo tienen el deber de mantener a la desempleada, tienen el derecho de ver a sus hijos, de quererlos, mimarlos, protegerlos y formarlos, pero cuando la absurda los esconde y secuestra de un afecto imprescindible, sobretodo en el país sin ley, no podemos esperar una sociedad potable.

            La semana pasada me volvió a pasar, una amiga me presentó a su hija ya mujer y delante de ella me lo dijo como si se tratara de un acto hipnótico digno de imitar: "yo soy una madre soltera, yo he sido papá y mamá", cosa que es una mentira titánica y Doris me veía con ojos de súplica para que no la pateara y yo veía a la joven y su cara de desagrado por el absurdo y como nada es casual, ella, la bruja, recibió una llamada del padre de la joven que con evidencia la descolocó y ella dijo: "el padre de mi hija, al fin se digna a llamar" a lo que la joven replicó: "yo hablé ayer con él" y el hechizo, la mentira, se desmoronó, sin dejar de odiar.


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