MALENA CANTA UN TANGO

 

MALENA CANTA UN TANGO

            El tango siempre es triste, como ese espíritu melancólico argentino, que es un poco exagerado a veces, un poco gardeliano, pero así los queremos.

            El tango "Malena" lo escuché en la voz de mi padre hace mucho tiempo, no menos de tres décadas, cuando Malena, mi tía, cumplía sus sesenta y confieso que no los representaba. Bella, glamurosa y sensual, Malena se regodeaba en lo que mejor sabía hacer, en el arte pictórico, especialmente en el óleo.

            Un tango de vieja data compuesto por Aníbal Troilo, parece construido para ella, para mi tía y aquí les va parte de la letra y mi familia, más todos los que la conocen,  podrán desmentir mi aserto o darme la razón:

"Malena canta el tango como ninguna

Y en cada verso pone su corazón

A yuyo del suburbio su voz perfuma

Malena tiene pena de bandoneón

Tal vez allá en la infancia su voz de alondra

Tomó ese tono triste de la canción

O acaso aquél romance que sólo nombra

Cuando se pone triste con el alcohol

Malena canta el tango con voz de sombra

Malena tiene pena de bandoneón

Tu canción tiene el frío del último encuentro

Tu canción se hace amarga en la sal del recuerdo

Yo no sé si tu voz es la flor de una pena

Sólo sé que, al rumor de tus tangos, Malena

Te siento más buena, más buena que yo

Tus tangos son criaturas abandonadas

Que cruzan sobre el barro del callejón

Cuando todas las puertas están cerradas

Y ladran los fantasmas de la canción

Malena canta el tango con voz quebrada

Malena tiene pena de bandoneón’".

            Hace diez días para hoy, estuvimos juntos, faltando dos años para sus noventa, parece ser fácil decirlo, pero no, ya no tiene ningún sentido que me regañe por decir su edad, ya nada hay que esconder, al contrario, creo que lo que tenemos que hacer es mostrar lo luminoso de su vida, lo prolífica de su obra, por aquello que dijo Cortázar: "El hombre no vale de nada, lo que sí posee un valor es su obra" y en ese caso mi tía ha sido desmesurada en producción.

            La alta sociedad de Caracas, pasó por su estudio a estudiar pintura y fue feliz, que digo fue, lo sigue siendo, porque entiendo que ya era el momento, el amoroso momento de partir y eso sucedió el domingo día de las madres y nos dejó a todos con esa pena de bandoneón, cuando escuchamos su voz quebrada.

            Ese día, desde su cama, llamó a mi primo y le pidió sacara detrás de un sofá que estaba en la sala, un cuadro de gran formato y le trajeron un bolígrafo y lo firmó con su mano de artista, ‘’Para Bernardo y Doris’’, ‘’este es para Bernardo Antonio, te lo llevas y lo pones en la sala de tu casa’’ y allí está, tía querida.

            Nada debes, todo lo dejas en el color de tu pincel, por aquello del pensamiento de Montaigne: ‘’La muerte paga todas nuestras deudas’’.

            Gracias por todo Malena y descansa en la paz del Señor. Pido tu bendición.

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