Saturday, January 27, 2018

UNA ROSA SIN CAUSA


UNA ROSA SIN CAUSA

            Me sentí muy orgulloso. Recibí la invitación a cenar de mi hijo en el mejor restaurant. No tengo dudas de que era el mejor, porque estábamos los dos, solos con nuestros pensamientos, solos con nuestros comunes ancestros, solos con nuestra también común genética y una gratísima conversación.

            Fue encantadoramente sabroso y a la vez raro, verle pagar la cuenta y en silencio me dije algo que ya sabía: “ya creció”

            Llegamos a mi casa y bajamos del carro y le invité a caminar frente a la bahía y me preguntó: ¿y para que vamos a hacer eso a esta hora de la noche?, pues, le contesté, porque necesito conectarme con la fuente energética después de una semana de trabajo, necesito cargar las baterías y es en el mar donde lo hago y la brisa cortaba, ¡había mucha brisa! Y fuimos hasta el sitio más oscuro. Le rogué que esperara solo cinco minutos hasta que las pupilas nos dejaran ver claramente la mar, también aquella difuminada costa de Key Biscaine, la punta de Fisher Island y rompí el silencio: “pasé muchos años navegando, muchas ausencias, muchas noches como esta, con brisa y mar picado y hoy es un gran día” y así seguí, sin mucha hilación, mientras el me veía expectante, en silencio, con el pie derecho sobre el malecón y la vista hacia la fuente.

            Como es de esperar salieron a colación las mujeres, esa debilidad oceánica que tenemos, las letras y el punto G, que se consigue con toda facilidad entre la oreja y el cerebro femenino y hablamos de mi Padre, su abuelo, ¿Cómo no hacerlo? ¡Si siempre está en nuestros recuerdos!

            Los niños son como flores, son como rosas, olorosas, llenas de vida y color y allí están, sin causa alguna para que las veamos y olamos; y su tallo lleno de espinas a las que podemos besar pero no pisar, fíjense que interesante: podremos besar la espina sin hacernos daño, pero no pisarlas descalzos porque se clavarían en la piel.

            Ya mi hijo dejó de ser una rosa sin causa, porque ahora es un hombre con objetivos, planes, talentos y anoche le veía de reojo y me decía: “carajo que buen mozo es, buen trabajo hizo su madre”

            Seguí hablando: ¿y si saliéramos a navegar, sin saber qué rumbo poner, a donde llegaríamos?, a ningún lado Papá, me contestó solícito. Pero como haces tú con tu vida, si salimos a navegar con el rumbo correcto para llegar a la República Dominicana. ¿A dónde llegaríamos? Y no contestó la obvia pregunta.

            Los jóvenes sin planes, sin haber descubierto su vocación, esos, pegados como eunucos a un teléfono, escribiendo sandeces, son barcos sin rumbo que no saben si llegarán a algún lado.

            Los otros, los que si trazan la derrota, que tienen un objetivo inseparable de sus deseos, si  acaso no llegaran, al menos cumplen con el oficio y el objetivo más importante, el cual es ser feliz en la acción.

            Anoche fue una buena velada.

1 comment:

  1. Saludos Jr, felicitaciones por esa velada con tu hijo, yo ya voy para 3 que no veo al mio, el alla y yo aquí...trazo su rumbo...logro sus objetivos, no pudo hacer vida digna aqui y emprendio otra singladura alla, validando sus credenciales, sobreviviendo mientras...y deguro estoy que con ese girocompas llegara al puerto deguro del buen vivir...los hijos somos hijos hasta que nuestro progenitores se van...y los padres omos padres hasta que nos vamos asi que ese capullo con quien compartiste estan viviendo el rol que a cada quien con su cada quien corresponde...y con esa derrota trazada por uds..seran y son felices en la accion...comandando, con las musas o protagonistas en la dotacion de la embarcacion..saludos y cuidate amigo..

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