NULIDADES ENGREIDAS

NULIDADES ENGREIDAS

            Estaba trabajando en el inmenso salón lleno de cubículos en la Flota del Atlántico de los Estados Unidos y el primer día pregunté  ¿porque teníamos que comer en los escritorios cuando había un excelente comedor para los oficiales superiores?, me informaron algo que me obligó a ponerme en la justa dimensión de donde me encontraba: “lo que ocurre Comandante es que ahora mismo tenemos una guerra en desarrollo en Kosovo y nuestros combatientes no pueden esperar a que terminemos de almorzar, tenemos que estar disponibles para ellos en cada minuto”

            A los pocos días llegó un Teniente Coronel de los Marines, uniformado impecablemente y en buena forma física, mucho mayor que yo en aquellos tiempos y como si pertenecieran al Cirque du Soleil, todos se levantaron a saludarlo con veneración, excepto yo, que ignoraba quien era. Le estrechaban la mano, se tomaban fotos como si de una celebridad se tratara y volví a preguntar: ¿y quién es el tipo? Y la actitud era de incredulidad, era como si no supiera quien es Ricky Martin o Marc Anthony. Ese es el Comandante fulano, héroe de guerra, ha peleado en las últimas seis. Me levanté, le conocí con caballerosidad y no habíamos terminado de hablar, cuando un marinero llegó para informarle que nuestro Almirante quería verlo a las once de la mañana. El famoso Teniente Coronel le dijo con actitud paternal al marino: “hijo, por favor infórmale al Almirante que no podre a esa hora porque voy a entrenar y mi forma física seguramente me salvará el pellejo otra vez en la próxima guerra”

            No pude menos que entender que el hombre poseía una gran densidad testicular, era un líder, tanto ontológico como epistemológico, un hombre claro en los objetivos de la organización, uno que no tenía por qué acudir a la adulación cuando de hacer su trabajo verdadero se trataba, pues bien, hoy he visto en las redes sociales a un funcionario larvario del gobierno de Venezuela, en la proa de uno de nuestros transportes quien micrófono en mano informaba con la desfachatez acostumbrada sobre el ampuloso apoyo en materiales de construcción y herramientas para Cuba, que era el segundo viaje que hacia la Armada del país de la inopia y el desorden, pero lo que más me preocupó fue cuando le pidió a un adiposo y mal vestido de verde oliva Vicealmirante que diera unas palabras a nombre de la Armada y no le escuché, porque aunque se encuentra en evidente  redonda forma, su cara me pareció conocida y fijé mi vista y busque en mis archivos mentales, hasta que le recordé. Sirvió bajo mi mando directo en sus primeros años a bordo, era como mi hijo, gran oficial, inquieto intelectualmente, de buena familia y se graduó entre los primeros de su curso y allí, arrepentido, defraudado, triste, ¿porque no? Terminé de escuchar las lisonjeras palabras del apoyo de su Presidente Maduro a la hermana República comunista.

            Es probable que yo haya hecho algo mal, por cuanto su formación fue por decir lo menos escasa, por lo pronto aseguro que los militares actuales, no pasan de ser nulidades engreídas.