COMÚN Y SIN CORRIENTE

COMÚN Y SIN CORRIENTE

            La Democracia Norteamericana no funciona como piensan los venezolanos, lo lamento, pero esa lógica en esta latitud no existe.

            Deseo aclarar que no me gusta Trump, primero por lo de Donald que me suena a pato y luego por esa desaforada pulsión verborreica que me recuerda tanto a mi país, a sus gobernantes y a los opinadores de oficio entre los cuales tal vez me cuento.

            Lo que dice el candidato, bueno o malo, no es lo que dirá el Señor Presidente, no, de ninguna manera. Quiero recordarles que el candidato Barack Obama aseguró que cerraría la cárcel de Guantánamo bay y que en tan solo seis meses las tropas norteamericanas estarían de vuelta a casa y cuando se enteró de los motivos de ambos casos por boca y prueba de los organismos de seguridad, mejor guardó silencio.

            En el poder pasan cosas que no todos podemos saber. La cuchara de batir el chocolate es y espero que siga siendo diferente. Se los explico mejor, poniendo como ejemplo las frustradas intenciones de mis compatriotas o corrijo, algunos de ellos: al General Marcos Pérez Jiménez, al que algunos añoran, lo tumbaron, seguramente por los abusos que se cometieron, tampoco les gusto el Presidente Pérez ni Caldera en ninguno de sus dos gobiernos. Al Presidente Herrera lo acusaban de negligente y a Lusinchi de borracho y la lista de descontentos y epítetos grotescos no cabría en este escrito contra lo que a mi juicio fueron honorables servidores públicos o al menos, fueron escogidos usando los mecanismos democráticos, pero no, eso no les es suficiente, les hacía falta Chávez, que es del pueblo, es igualmente procaz, tan pillo como el común denominador del pensamiento aprovechado del venezolano vivo, mujeriego como nos gusta, arbitrario y fumador, lo que me hace concluir ante el incontrovertible hecho y en el marco de las desastrosas consecuencias que el problema son ellos, los venezolanos, porque Chávez murió y vino Maduro y nada se arregló, al contrario todo empeoro, porque es un país presidencialista, en busca y a la espera del mesías, sin estructura ni instituciones independientes que eviten el abuso del dictador con que suenan.

            Por el contrario en los Estados Unidos, son las estructuras las fuertes y si no podríamos estudiar la historia del Presidente Richard Nixon, de manera amigo lector dictatorial, que el Señor Trump, apenas esta noche se debe estar enterando de las metidas de pata que ofreció como candidato ignorante de las realidades del mundo y entendiendo que no podrá cumplirlas porque el país requiere de su prudencia y si acaso fuera imprudente se le recordara que él es el primer servidor público garante de la seguridad y la paz, del progreso y la concordia.

            Esto es algo común, que más allá de la persona que ocupe la oficina oval, todos sin excepción (incluyéndome con el desagrado que siento por el peludo Presidente) debemos alinearnos y hacer votos por su éxito que se traduce en nuestro, mientras en el tercer mundo desean no solo a un tipo común sino a aquel que con su ineficiencia también los deje sin corriente.