Monday, October 17, 2016

155 ALMAS


155 ALMAS

            Capitán, su presión arterial está muy bien 11/8.

            Solo debemos esperar los resultados de laboratorio para aislar trazas de drogas y alcohol, le decía el Doctor mientras con la pequeña linterna examinaba la pupila, cuando llegó el oficial colega de la aerolínea US Airways para informarle que estaban todos, los ciento cincuenta y cinco pasajeros.

            Fue un vuelo de rutina. Tanto Jeff, su primer oficial, como él lo habían hecho por décadas. Pasó por el pequeño restaurant en el aeropuerto de La Guardia en New York para comprar un sándwich de pavo y siguió a su avión, donde tiempo después le dieron el “clearance to take off”, o sea autorización para despegar.

            Doscientos nudos de velocidad, dos mil ochocientos pies de altura, todo perfecto, todo tranquilo, en ascenso y con un día encantador, de esos días de Enero, fríos pero bonitos, claros, con mucha visibilidad y al levantar la vista, tan solo alcanzó a decir “pájaros” y acto seguido se escucharon las colisiones, al menos doce de ellas, fueron quince tal vez. Ambos motores se apagaron, intentaron tanto Jeff como él hacer el procedimiento de encendido y nada. Ordenó encender el APU que queda en la cola de ese tipo de avión y cuyas siglas traducen al español “Unidad de potencia auxiliar” hasta que llegó el temido momento:

            “May day, may day, may day this is flight 1549 over”, los pilotos y marinos saben de qué hablo, ¡del llamado de emergencia!.

            Con voz profesional, segura, equilibrada, el Capitán Chesley Sullenberger, piloto de la Fuerza Aérea retirado, con más de cuarenta años en el aire y quien llevó por tantos años a más de cien millones de personas, solicitó permiso para devolverse al aeropuerto. Todo sucedió en 37 largos segundos y se dio cuenta que no llegaría, preguntó por el aeropuerto alterno en New Jersey y por supuesto todos le autorizaron, pero tampoco, perdía velocidad, ya estaba a 160 nudos, lo autorizaron, mientras su mente como una computadora trabajaba la suma de los vectores, hasta que volvió a hablar con la serenidad del acero: “Procedo al Hudson”

            El río Hudson es el que atraviesa a la Capital del Mundo, New York y ese 15 de Enero, un día antes de mi cumpleaños, pero en el 2009, desayunaba cuando vi la noticia en la televisión de los Estados Unidos y tan solo pensé en el ángulo de entrada al agua y en el frío terrible de ese caudaloso paso de agua.

            El Capitán Chesley Sullenberg, su primer oficial Jeff Skiles y su tripulación de cabina, pudieron acuatizar, salvar a las ciento cincuenta y cinco almas a bordo y ni un solo pasajero tuvo un rasguño.

            Este país está preparado porque sus gentes piensan en equipo, fueron asistidos inmediatamente por capitanes de buques menores, socorrieron a todos, nadie sufrió de hipotermia y todos nos sentimos orgullosos de ellos.

            Vivir en este país en un privilegio porque en cada episodio, aprendemos del lado bueno de la naturaleza humana, del entrenamiento, del profesionalismo en la acción.

            ¡El Capitán Sullenberger, a quien llaman Capitán Sully, salvó 155 almas!

 

 

           

3 comments:

  1. Tuvo la serenidad y el entrenamiento para aplicar todo lo necesario para acuáticas o aríorizar en el Justin River.con gran acierto. Me siento orgulloso de el y su tripulación y le doy gracias a Dios!.

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