HOLODOMOR VENEZOLANO

HOLODOMOR VENEZOLANO

            Lamento profundamente esto,  ¡créanme que lo lamento!, pero desde principios de año he dicho públicamente que Venezuela se aproxima con la rapidez de la ley de gravedad hacia la hambruna.

            Ya nadie cree que las cosas van bien y eso incluye a Nicolás Maduro. Ya nadie cree en el supuesto legado de Chávez, ya nadie cree nada y al mejor estilo de lo descrito por Morris West, han salido a flote las más bajas pasiones humanas, solo comparables también con “Los infortunios de la virtud” del Marqués de Sade.

            HOLODOMOR, es una palabra de origen Ucraniano, tristemente recordada, que traduce al español: “muerte por hambre” y se utilizó como política de purga en la época de la antigua y a Dios gracias extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), por allá entre los nefastos anos de 1932 y 1933.

            Para variar, el procurador de este genocidio fue el hijo de meretriz de Joseph Stalin  y se llevó a cabo en tres pasos bien delimitados y aplicados actualmente en Venezuela:

1.      Se prohibió el transportar cualquier alimento… ¡y en Venezuela también!

2.      Se confiscaron los alimentos pertenecientes a particulares o empresas, con la supuesta sana intención de repartirlo a quienes lo necesitaran y todos sabemos que no fue así… ¡y en Venezuela también!

3.      Se hizo una distribución selectiva de la comida, solo a aquellos afectos al gobierno y ¿saben qué? ¿a que no adivinan?... ¡en Venezuela también!

 

No pudiera asegurar que la operación fue secreta, me refiero a lo malévolo de la purga y a los niveles de maldad enfermiza, hedionda e inhumana, pero no fue hasta el año de 1897 cuando el concepto como tal fue conocido por boca de  Volodymyr Shcherbytskyi, quien fungía nada más y nada menos que como primer secretario del Comité Central del partido comunista Ucraniano.

Hay números que reseñan el histórico estadístico de los miles de muertos en Ucrania, pero no es eso lo que quiero hacerle ver. Solo preguntas sin respuestas se me presentan: ¿Por qué no podrían comprar carne en su más reciente viaje a Maracaibo y llevarla para su consumo a su casa en Coro? ¿Por qué tendrían que confiscar, obligar a vender a pérdida, o matraquear a las Empresas Polar, por ejemplo, para disimular que algo hacen, con su ineficiencia? ¿Saben Ustedes que los automercados privados que aun con valentía quedan son discriminados y les llega lo que los hábiles expendedores pueden negociar bajo cuerdas en el país de la corrupción?

Una palabra temible esta HOLODOMOR, tanto y tan desconocida que ella traduce en nuestro idioma toda una frase de dolor y desespero y de alguna manera agradezco que no tenga sinonimia alguna en el idioma de Cervantes y Saavedra.

La mente es una cosa seria, porque repentinamente abre ventanas que estaban cerradas frente a nuestros ojos y este ejercicio permanente de tratar de observar lo que es obvio nos permite cual paracaídas y en caída libre, abrirla, para nunca más cerrarla.

El comunismo solo trae HOLODOMOR por donde pasa, al mejor estilo de Atila y sus Hunos.