IVÁN EL LOCO

IVÁN EL LOCO

                Una vieja y muy usada táctica rusa en los enfrentamientos submarino contra submarino durante la guerra fría era el llamado por los Norteamericanos “Iván el loco” que por razones técnicas del ruido de las propelas propias no podían oír en el sonar quien venía detrás persiguiéndolos y vigilándolos, de manera que cada cierto tiempo el oficial de puente ordenaba una vuelta de trescientos sesenta grados y continuaba su derrota.

                Los americanos aprendieron bien pronto que debían estar pendientes ante la precitada táctica y lo mejor que podían hacer era parar sus máquinas y evitar todo ruido a manera de ser indetectables.

                Nicolás, el ignorante Nicolás, que no es menos ruso (el nombre) debería hacer con frecuencia lo mismo, por cuanto el gran tonto no sabe quién le persigue y si son los americanos, lo harán en silencio y serán  por ende indetectables.

                Con frecuencia debería ver a su espalda, ver su historia de desaciertos, ver a quienes les ha dado el poder de estar detrás de su sombra acústica, protegiéndose y resguardándose, mientras él pone el pecho a las balas, a las críticas y a la responsabilidad de los malos manejos y desaciertos, amparado en la sombra de Hugo Chávez.

                Un líder innegable que ha convocado una marcha, como lo es Leopoldo López, desde la prisión, sin ningún tipo de medios, sin otra arma que sus creencias y valores democráticos, ha llenado las calles, pero no solo de Caracas,  sino de todo el país y hasta del mundo, por cuanto son las redes sociales los mejores reporteros que jamás podrá callar la dictadura del tonto Nicolás.

                Por su parte los autoerigidos líderes de la Mesa de la Unidad, como ocurre con insospechada sorpresa, asumieron el arrojo de López, que inconsultamente ordenó la protesta incontenible contra la usurpación del buen vivir, como una imperdonable falta de disciplina y se negaron a apoyarla. Estos miembros de la MUD también deberían ver de vez en cuando hacia atrás, como lo hacían los rusos en sus submarinos y en silencio escuchar los gritos de los venezolanos exasperados, desilusionados y hasta asqueados de la pusilanimidad de quienes les dirigen o pretenden hacerlo.

                Como bien lo dijera Nelson Mandela: “En Sur África, primero se va a la prisión y luego a la presidencia de la República”, por lo visto en la inmensa convocatoria del treinta próximo pasado, pareciera que en Venezuela ocurrirá lo mismo y no podemos negar que los barrotes de la mazmorra donde se encuentra Leopoldo López, no son un impedimento para influir positivamente en el espíritu del venezolano en todo el mundo y a la vez advertir a Nicolás, que su corto tiempo ha pasado tan rápido como la bella noche de la elección de la Miss Venezuela, mientras los Estados Unidos sigue con sigilo a sus más cercanos colaboradores, convictos de tropelías rayanas en delitos de lesa humanidad y lesa Patria.

                Nicolás: ¡en un submarino, como en cualquier buque, el Comandante es el responsable de todo lo que pase o deje de pasar!