Saturday, May 4, 2024

EL ODONTÓLOGO DE CILIA

 

EL ODONTÓLOGO DE CILIA

               Debe estar bajo tortura en algún oscuro y maloliente cuartucho del SEBIN, golpeado y como es esta gentuza, seguro ya le sacaron a golpes toda la dentadura, para que aprenda.



               Cilia Flores, para aquellos lectores no venezolanos, es la esposa de Nicolas Maduro. Ella tiene como aval el haber sido guerrillera urbana, también secretaria de un cuerpo policial, ex esposa de un terrorista y sus sobrinos criados por ella, fueron detenidos en Republica Dominicana con ochocientos kilogramos de cocaína. En días pasados, en un discurso al lado del marido, decía palabras mas palabras menos que ellos eran como todos y todas: ‘’…esto nos motiva más, lo que vimos hoy en las calles, no solo en caracas….vimos movilizaciones multitudinarias y esto nos compromete aun mas con los trabajadores y trabajadoras y el Presidente como siempre los ha protegido, los seguirá protegiendo por siempre…’’ y allí se le salió la plancha y con la plancha me refiero a los postizos dientes superiores.

               Yo no soy el odontólogo de Cilia, pero al ver el infortunado accidente, pensé en él y que hará para escapar del Servicio Bolivariano de Inteligencia, el cual es un marcado oxímoron a la inteligencia.

               Para colmo, el tiro de cámara estaba bien cerrado sobre la cara de Cilita, como cariñosamente llama Maduro a ‘’La primera combatiente’’ que ahora tiene una encarnizada con su dentadura y con el culpable, el odontólogo a quien deseamos pueda escaparse pronto. Los muy brutos, como es de esperar, intentaron, por supuesto sin éxito, hacer pensar que los dientes no eran tales, sino un chicle que rumiaba Cilita y lo subrayaron ambos.

               Debemos entender, que yo les tengo ojeriza, por varias razones que seguramente también serán sus razones y estoy muy contento que la dentadura se le haya insubordinado ante las mentiras que le decía a ‘’los trabajadores y trabajadoras’’ esa costumbre absurda que ignora el castellano muy usado por los izquierdistas que desean aparentar tener una buena dentadura y que no entienden que en este caso el masculino del verbo convertido en adjetivo encierra a los dos sexos.

 

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