LA ESTATUA DEL CRÍTICO
Alrededor
del mundo puedes ir a cualquier plaza Bolívar, al monumento de George
Washington, en la cubana Cojímar al busto del escritor Ernest Hemingway, la estatua
de Honoré de Balzac, Lord Byron, Sir Arthur Conan Doyle y todos los demás héroes
y notables personas que modificaron y ayudaron a este mundo a ser mucho mejor,
pero te aseguro que todos sin excepción fueron criticados, seguramente como lo
eres tú mismo.
Napoleón
Bonaparte también tiene la suya, Francisco de Miranda, pero solo pregúntate: ¿Por
qué estos grandes hombres y mujeres tienen estatuas que recuerdan sus hazañas,
sus labores, sus virtudes y sus oficios, triunfos y pensamiento y sus críticos están
en el más absoluto olvido?
Por
supuesto amigo lector, pero más aun a nuestros escritores de Jurado Grupo
Editorial y todo aquel que desee abordar el honorable oficio de escribir, les
va esta otra pregunta: ¿ante la evidencia de lo que aseguro y toda vez que el
mundo jamás recordará a los críticos, crees que deberías entonces modificar tus
acciones, modificar tu pensamiento por la opinión de un envidioso, un escaso, una
persona menos que tú, que te dice o dice a los cuatro vientos cómo deberías hacer
tú las cosas que él no puede?
Los críticos
y más aun los criticones, no tienen estatuas porque no son importantes y el
mensaje para ti, es que no merecen el esfuerzo ni siquiera de escucharlos y
permitirles que horaden en tu psiquis y te hagan entrar en dudas. Debo subrayar
que esto incluye seguramente a algunos familiares y amigos con los cuales ya no
tienes ninguna relación valor por valor.
Quien
te critica te admira en la oscuridad de
su resentimiento, que se traduce en una sola palabra ‘’envidia’’, por el
contrario, quien te aúpa, te recomienda y sugiere, que son verbos y acciones
absolutamente diferentes, pues son de tu equipo, pero alto, stop, deténgase: jamás
permita a alguien que venga sin su consentimiento a sugerirle o a darle un consejo
que usted no ha pedido, porque ese es un criticón camuflado que desea pasar por
amigo.
Estimado
escritor, te auguro que escribas sabroso, que escribas profundo, con técnica literaria,
con documentada prosa, con ingenio creador, con diversión literaria, imagines y
que pongas a llorar al abecedario enseñándonos nuevas y ricas palabras y luego
que vendas muchos libros para iluminar al mundo y para llenar tus bolsillos,
porque nosotros no creemos en el escritor pobre, al contrario.
Los críticos
no tienen estatuas, porque no son importantes, son solo un estorbo que
demuestra una vida vacía que intenta llenar del rumor, del chisme y el
resentimiento que es la justificación moral de la envidia.
www.juradogrupoeditorial.com
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