UNA MARINA DE INFANTERÍA
Me
contaba el Teniente de Navío J.H. que lo lógico hubiese sido meterse a Infante
de Marina en aquella, su época de cadete en la Escuela Naval. Los cadetes, como
sabe cualquier persona que haya estado allí, se ven altamente influidos por
quienes los educan, pues bien, su comandante de pelotón era un infante de marina, el comandante de la compañía era un infante de marina y el comandante
del cuerpo de cadetes también, por donde volteara la mirada había un recio infante
de marina vendiendo el producto.
Huelga
decir que son los buques y sus tripulaciones quienes hacen una Armada y en
estos tiempos, espero que modernos, también las distancias de las armas de sus
plataformas navales.
Las
Armadas mundiales, se mantienen a punta de tradiciones que mitigan la rudeza de
la vida en la mar, motivan y enorgullecen a sus dotaciones, tradiciones
navales, genuinas, marineras.
Al
llegar Hugo Chávez, al poder, todo se trastocó y ¿cómo no iba a ocurrir así? No
conforme con lo predicho, con la complicidad de oficiales almirantes como
Rolendio Bracho, se le cambia el nombre a la Escuela Naval, por un disfraz
revolucionario que hizo perder identidades a los ya confundidos cadetes.
Los
buques de hoy en día, unos camastrones de guardacostas cuyas armas llegan a la
distancia de sus pequeños cañones, sin capacidades misilisticas, son más un
saludo a la bandera que cualquier otra cosa, una justificación injustificable y
un absurdo en sus procedimientos sin doctrina, pero les tengo el antídoto a la
estupidez.
Basado
en mi monárquico criterio, he invitado a quienes de manera unilateral fueron
los mejores comandantes de buques y atendieron el llamado de hacer junto con
nosotros, un compendio de verdades, un compendio de historias motivadoras y
descriptivas, no de epopeyas que no les corresponden, como hacen los chavistas,
sino de la vida misma a bordo, la razón de ser.
El
DIARIO DE NAVEGACIÓN, título escogido para la obra, ya está cocinándose en el
horno de la sabiduría y aquí les va la dedicatoria que espero haga mella en la
mente de los jóvenes oficiales:
‘’La Armada de Venezuela, se
ha convertido en estos absurdos tiempos, en una Marina de Infantería, lo que
traduce en el desfalco a la verdadera vocación naval. Nadie, pero absolutamente
nadie, entra a la Escuela Naval de Venezuela, (nombre también cambiado por el
absurdo), para ser Infante de Marina, piloto o ingeniero. Lo lamentamos, pero
es nuestro deber alzar la voz ante la barbarie y decirle a los jóvenes
oficiales, que es en el comando de los buques de guerra, donde se encuentra la
verdadera razón de cualquier marina, lo demás, son simplemente complementos
para el logro de algunas misiones, pero una Armada sin buques y más aún, una
Armada sin comandantes operativos, no es posible, sería un disfraz, una
quimera, una mentira.
En las letras subsiguientes, podrán
ustedes, regodearse de múltiples aventuras que le harán sentir el riesgo y el
permanente enfrentamiento del hombre y su buque, contra el rigor de la mar, de
la mano de experimentados comandantes, de forma que le damos la más cordial
bienvenida a bordo, le invitamos a pasar por la escotilla de la vocación naval más
arraigada, le conminamos a sentarse frente a la cónsola en la central de tiro u
observar desde sus prismáticos de joven oficial con dudas, cual es la verdad y
el objetivo de este libro que dedicamos para ustedes, que dedicamos como
testigo fiel y sincero de experiencias de los mejores, de los verdaderos
marinos que dedicaron años a la pericia del manejo de los hombres, de las
plataformas, de los equipos navales.
Desde mi punto de vista
personal, los mejores años de la vida han sido embarcado, desde el punto de
vista profesional, igualmente, no teman, no duden, vengan a bordo a vivir, para
que seas un marino de verdad, porque un día a bordo, no es un trabajo, es una
aventura’’.
Hola Bernardo Jr., saludos cordiales..muy pertinentes y motivadoras palabras y con el favor de Dios obtendrán ese objetivo
ReplyDeleteGracias mi querido Almirante...es usted un excelente ejemplo de Comandante en la mar.
ReplyDelete