EL GUEBÓN DE JAIMITO
Pertenece este título al muy viejo chiste, donde el padre le pregunta a Jaimito: ¿hijo y qué quieres ser cuando seas grande? Y Jaimito sin dudarlo le contestó: ‘’Papá yo quiero ser guebón’’.
Por años, Jaimito escuchó a su propio padre decir: ‘’Mira el carro que maneja el guebón
ese’’, ‘’ ¿Qué le habrá visto esa rubia a ese guebón?’’ y cosas así por el
estilo, por eso el niño creció viendo que el guebón hacía, tenía y lograba más
que su padre, pues de acuerdo con Gabriel García Márquez, Premio Nobel de
literatura, en Macondo, o sea, Latinoamérica, se practican con mucha eficiencia
y sin competencia alguna, dos deportes: el primero de ellos es conseguirle
parecido con algún familiar a un bebé neonato, una persona recién nacida,
maltratada por el parto, un ser humano que no puede parecerse a nadie excepto al
trauma, pero siempre habrá una vieja tonta, una tía solterona y desempleada que
consiga que sus colgajos poseen las mismas arrugas que su tío fulano y es allí donde
se presenta un problema familiar al descubrirse la infidelidad y también la
imprudencia.
El
segundo deporte que se hace con olímpica destreza es ‘’El desprestigio de la
otredad’’ del cual ya hemos hablado en este espacio para personas con buen humor,
para algunos guebones y tías calenturientas.
Diariamente,
la editorial, por cualquiera de sus medios, publica algún contenido, alguna
publicidad de nuestros libros, alguna publicidad de nuestros servicios, gracias
a nuestra eficiente gerente de medios la Sra. Cristina y en este blog también lo
hago. Complazco con frecuencia a colegas y amigos que piden una opinión, como
si esta fuera importante, sí, un ángulo diferente al que ellos puedan abordar y
en particular mi respetado y admirado colega Emilio Derrogatis Porreca, oficial
naval de credenciales luminosas, ex comandante del buque escuela Simón Bolívar,
un relacionista público a tiempo completo, una persona que ‘’motus propio’’ se encarga
de mantener unida de alguna forma a la familia naval por intermedio de su importante
base de datos, pues, me ha solicitado que escribiera sobre la pérdida del
sumergible ‘’Titan’’ y que también le mandara la entrevista muy amable, que me
hizo el famoso periodista Nelson Rubio en América Radio, la filial de Caracol en
Miami y así lo hice y me convertí en el flamante guebón de alguno de los
colegas que recibieron ambas y a mucha honra.
Les
informo que eso tiene un precio que deberán pagar y es uno muy caro, porque siempre
nos vamos a enterar y a mi me gusta mucho eso y por supuesto siempre les agradeceré
que se descubran, así podré entender por dónde me pega el viento y la corriente
para la maniobra siempre difícil de la vida.
Les
informo que no estoy disgustado, por el contrario, solamente les conmino a
preguntarse: ¿yo hago más que él, trabajo más que él, escribo más que él, tengo
más dinero que él, vivo mejor que él? Y al final de la ecuación, a esas personas
criticadoras de oficio les queda una sola pregunta que hacerse: ¿en este
cuento, quien es el guebón?
juradopublishing@yahoo.com
Mi muy apreciado amigo Bernardo, leo tu escrito nocturno y de verdad no esperaba menos de ti, una respuesta digna y franca a aquellos opinadores de oficio que no hacen más que criticar al que ha hecho y logrado algo para ellos imposible. Te felicito por esa excelente respuesta y ojalá los aludidos den la cara y no permanezcan en la sombra de la cobardia
ReplyDeleteAgradecido altamente.
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