LOS VENEZOLANOS NO HABLAMOS ASÍ.
Es
una buena oportunidad para reivindicar al gentilicio, no es, disculpen, lo fue
ayer, porque no solamente me pasó en un ascensor del Miami Dade College, donde
fuimos a impartir una conferencia sobre ‘’El éxito en los Estados Unidos’’ a
los alumnos del Venezuelan Student Society, sino porque lo usé como recurso
inapelable en mi conferencia para enseñar a todos los amables e inteligentes
estudiantes venezolanos de allí.
La gentil
profesora, nos rindió por escrito la invitación y nosotros ni lo dudamos,
porque he aprendido que el conocimiento que no se comparte, simplemente no
existe y en esto del éxito en el exilio, he hecho un postgrado a porrazos y aunque
no lo considero un deber, me agrada ayudar a estos jovencitos que, por serlos,
pueden estar un poco desorientados y resulta que me conseguí con gratas sorpresas,
porque están bien adiestrados y saben lo que quieren.
Con
la actitud de gente educada, sin conocerme, mientras instalábamos la tecnología,
se me acercaban muchos con la mano tendida y me decían: ‘’bienvenido Señor
Jurado, he leído sobre usted, tenemos una gran expectativa sobre su conferencia’’,
una cancha poco común para un joven de diecinueve años, pero que me cautivó,
porque de alguna forma me vi retratado en ellos y entré en cuenta que
probablemente esté viejo.
Nos
estacionamos en el de visitantes, cerca de la puerta y la fortuna hizo que
dejara de llover para apearnos y cuidar el cabello de Doris, cosa importantísima
y bajé la maleta con ruedas donde llevaba libros para los alumnos y estábamos de
traje y corbata, como se espera de un maestro dispuesto a dar el ejemplo.
Al
entrar, nos atendió en inglés un amable señor encargado de la seguridad, para
felicitarnos por nuestro atuendo y llamó al ascensor. Entramos y con nosotros, tres jóvenes y la conversación no se hizo esperar y ruego por los cielos que
disculpen la proterva transcripción, pero es que los venezolanos no hablamos así.
‘’Y
entonces marico, el culo me llamó. ¿verdad marico?’’, contestó el otro al que
no le di chance de reaccionar y le dije a quemarropa a los tres: "presten atención
los maricos, aquí hay una dama, ¿entendieron, maricos?, no se dicen groserías frente
a ella".
Un
rubio me replicó diciéndome que lo lamentaba, que los disculpara, pero ellos
eran venezolanos y "usted sabe, los venezolanos hablamos así".
La
furia de Thor se apoderó de mi carácter y con desprecio le contesté: no joven,
yo soy venezolano y nosotros no hablamos así, al contrario, hablamos bien y sin
groserías, al menos frente a damas.
-Mi
papá es también venezolano y él habla así, me inquirió otro. A Lo que yo
contesté: lo lamento por su papá y más aún por usted. La puerta se abrió y no
les dejé salir, les cerré la salida con mi cuerpo hasta que saliera Doris y
creo que estuvo bien.
El
lenguaje nos delata, para bien o para mal.
Los
venezolanos no hablamos así, muchos hacemos culto del buen hablar, aunque a
veces no lo parezca.
juradopublishing@yahoo.com
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